Dime cuál es tu perfil de inversor y te diré que producto contratar

Está claro que cada perfil de invertir tiene un tratamiento diferente para canalizar sus inversiones y rentabilizar los ahorros en los márgenes de intermediación máximos. Desde este planteamiento vamos a desarrollar una serie de estrategias en la inversión especialmente diseñadas para ellos. De esta manera, optimizarás mejor la gestión en tu patrimonio personal o familiar para que al final dispongas de un saldo más elevado en tu cuenta corriente y que es al fin y al cabo de lo que se trata.

Además, empleando es sistema para posicionarte en el mercado del dinero tendrás menos problemas para sufrir pérdidas en tu cuenta de resultados. Entre otras razones porque sencillamente tus inversiones se ajustarán a tus necesidades reales. Sin que tengas que asumir excesivos riesgos, tan solo los derivados de la propia inversión. En donde es muy importante que tengas tu propio producto en función de las características que poseas como pequeño y mediano inversores que eres. Para que al final los resultados puedan cumplir con las expectativas creadas.

Por otra parte, no puede olvidarse que buena parte de los errores que cometen los inversores se derivan de no haber suscrito el producto para la inversión adecuado. Esto es algo muy frecuente entre los usuarios, que además los formalizan sin tener los conocimientos financieros deseados. Con un resultado que al final no es el más deseado para sus intereses personales, en buena parte de las ocasiones con minusvalías en las operaciones. Para evitar estas incidencias te vamos a ofrecer  cual es el perfil tuyo de inversor y que producto debes contratar a partir de estos momentos.

Perfil del usuario: conservador

Es al que pertenecen la mayoría de los pequeños y medianos inversores en donde su objetivo principal es preservar su dinero por encima de otra serie de consideraciones más agresivas. Prevalece la idea de obtener una rentabilidad mínima por baja que esta sea al fin y al cabo. En este sentido, hay varios productos que satisfacen esta necesidad por parte de los inversores minoristas. Uno de los más relevantes es sin lugar a dudas las imposiciones bancarias a largo plazo y que ofrecen un retorno sobre los ahorros de hasta el 0,5 %. Con la seguridad de que al vencimiento recuperaremos toda la inversión con sus correspondientes intereses.

Este producto por otra parte puede suscribirse con diferentes plazos de permanencia en función de las necesidades de sus titulares. Desde solo unas pocas semanas a un máximo de 4 o 5 años en donde en dinero permanecerá totalmente inmovilizado hasta su finalización. Una de las ventajas en esta clase de inversiones es que no requieren de comisiones ni de otros gastos en su gestión o mantenimiento. Es decir, es un modelo de ahorro que no exigirá ningún desembolso tal y como pasa en otros formatos para rentabilizar los ahorros. Tan solo estará penalizado con una tasa por su cancelación parcial o total.

Inversores intermedios: algo de riesgo

En esta clase de perfiles ya se está en disposición de asumir un poco más de riesgo, pero sin excesivas alegrías. Uno de los modelos que cumplen con estas expectativas menos exigentes son los fondos de inversión, pero en su versión mixta y de renta fija. En donde se puede diversificar la inversión con otros activos financieros, incluso procedentes de los mercados de renta variable, aunque con un porcentaje no muy llamativo. Dispones de muchos fondos de estas características y que han sido diseñados tanto por las gestoras nacionales como internacionales.

A pesar de ser un producto muy limitado en los riesgos no quiere decir que pueda perderse dinero en la toma de posiciones. Porque en efecto, puede generar una rentabilidad negativa aunque en cierta forma controlada por la propia naturaleza de la inversión. El principal inconveniente de estos fondos de inversión es que aportan unas comisiones que pueden llegar hasta el 1,50 % sobre el capital disponible. Más elevada que en la compra y venta de acciones en la bolsa y que requieren de una previa información por tu parte para no llevarte alguna que otra sorpresa negativa a partir de estos momentos.

Inversor agresivo, más riesgos

Como es lógico comprender en esta clase de inversores el riesgo crece progresivamente. Con la finalidad de mejorar el retorno en los ahorros invertidos y que llevan a que tengas que exponer más en tus posiciones. Por tanto, en este caso tienes que dirigirte a los mercados de renta variable y en donde la compra y venta de acciones en bolsa es el producto de inversión por excelencia. Se trata de una inversión cíclica ya que su mejor comportamiento tiene lugar en los periodos expansivos de la economía. Mientras que por el contrario, en las etapas recesivas tiende a que sus precios se deprecien, en algunos casos con una gran intensidad y en donde puedes llegar a perder la mitad del dinero que has invertido.

Por otra parte, la inversión en bolsa la puedes modular si la dispones a medio y largo plazo que es donde más se limitan los riesgos en las operaciones. Mientras que por otro lado, te permite tener una completa liquidez sobre las posiciones abiertas ya que puedes salir y entrar en los mercados de renta variable en el momento que tú mismo desees. Con unas comisiones que irán en función del capital invertido, pero que a título general se aproxima a los 30 euros para una inversión de 5.000 euros aproximadamente. Para ir subiéndolos progresivamente a medida que la inversión es más potente desde el punto de vista monetario.

Operaciones más agresivas

En otro escalón están situados los pequeños y medianos inversores de un perfil más agresivo y que su deseo es arriesgar para obtener unas excelentes plusvalías. No les importa el riesgo en las operaciones, si no que por el contrario lo que quieren es obtener un mejor resultado en los movimientos abiertos en cualquier clase de mercados financieros. En este sentido, hay muchos productos en donde tomar posiciones de una forma efectiva para los intereses de los minoristas. Un ejemplo puede quedar representado por los fondos de inversión en renta variable internacional o emergente. Que es donde mayor remuneración puede conseguirse, aunque a costa de elevar los riesgos a cotas inimaginables.

Otro de los productos agresivos por excelencia es sin lugar a dudas los warrants. En este caso se trata de unos productos financieros derivados que se caracterizan por ser negociables en forma de título valor que ofrecen a su propietario el derecho, pero no la obligación, a comprar o vender  una cantidad determinada de activo. A través de las posiciones denominadas como call y put, respectivamente y que pueden ajustarse a las necesidades de inversión de sus propios titulares. Es cierto que puedes ganar más dinero que a través de otros formatos en la inversión, pero por los mismos motivos no cabe puedes dejarte muchos euros por el camino. Solo están dirigidos a inversores que aportan unos amplios conocimientos financieros y con un alto aprendizaje en sus operaciones.

Especulación pura y dura

Si por último, lo que deseas es dar un golpe en la mesa y acaparar un gran capital de dinero tienes la opción de las monedas virtuales o criptomonedas.  Pero en este caso, los riesgos ya no están bajo control debido a que es máximo, en donde lo mismo puedes perder todo lo que has invertido, que duplicar o incluso triplicar tu inversión inicial. Es muy conveniente que sepas que no estás ante una inversión al uso, sino que especulación al máximo y en un mercado financieros que se caracteriza por la volatilidad extrema en la conformación de sus precios. En donde ninguno de los perfiles anteriormente definidos entra en sus posiciones y que explica en realidad a lo que te estás arriesgando al entrar en estas plazas de cotización.

Esto es lo que ocurre con unas de las inversiones que están de moda entre los especuladores, los bitcoins u otras monedas de similares características. A través de diversas plataformas financieras que permite la toma de posiciones en estos activos financieros tan especiales. Pero estas inversiones también pueden canalizarse a través de los productos derivados que son unos modelos muy complejos y que no cuenta con los conocimientos de buena parte de los pequeños y medianos inversores. No en vano, hay que saber operar con estos productos ya que si no puedes dejarte mucho dinero en las posiciones. Además, es imprescindible que se ajusten los precios de entrada y salida para optimizar los resultados finales.

Mientras que por último, siempre queda el recurso de optar por el mercado de divisas. Es muy flexible y puedes decantarte por muchas monedas: dólar, franco francés, corona noruega o incluso el yen japonés. Pero no es tan sencillo como puede parecer en un principio. Si no que por el contrario requiere de mucha agilidad en los movimientos ya que las fluctuaciones son constantes y con frecuencia con mucha volatilidad. Hasta el punto de que necesitará muchas operaciones de experiencia para inclinarte por esta forma alternativa en la inversión. Aunque se trate de un activo financiero más o menos convencional y que ha existido durante toda la vida.


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