Las finanzas es algo que conocemos muy bien. No hay necesidad de ser autónomo, tener una pyme o una gran empresa para entender que este concepto está presente en el día a día de cualquier persona y/o familia. Y es que hoy día administrar lo que ganas y lo que gastas es primordial, sobre todo para llegar a fin de mes.
Pero, ¿qué son las finanzas? ¿Es lo mismo que la contabilidad? ¿Y qué tipo de finanzas existen? Todas estas dudas, y unas cuantas más, es lo que hoy vamos a tratar en este artículo.
Qué son las finanzas
Según la RAE, las finanzas de conceptúan como «obligación que alguien asume para responder de la obligación de otra persona». Sin embargo, entre las otras acepciones que ofrece, tenemos la de «caudales, bienes», que es como comúnmente la conocemos las personas. En realidad, las finanzas se pueden definir como una parte de la economía que se encarga de estudiar los mercados de dinero y capitales, así como las instituciones que trabajan en ellas, y su objetivo es elaborar políticas de captación de recursos. En otras palabras, hablamos de la ciencia que estudia cómo crear, desarrollar y administrar el dinero que se tiene.
No solo se centra en las formas de obtener dinero (rentas, salario, etc.) sino que también se encarga del ahorro y de la inversión, proponiendo planes para rentabilizarlo todo.
La diferencia entre finanzas y economía
Dicho esto, queda claro que las finanzas es una cosa y la economía otra. Podríamos decir que las finanzas es una mínima parte de todo lo que se engloba en la economía.
Mientras que la economía tiene un enfoque amplio de distintas disciplinas, porque se centra en ver cómo satisfacer las necesidades de las personas mediante la producción económica; las finanzas tienen solo un enfoque más centrado al dinero.
Finanzas vs contabilidad
Ahora bien, son muchos los que confunden dos conceptos que a priori podrían ser considerados iguales, pero en realidad no es así. Hablamos de las finanzas y la contabilidad. ¿A que ahora mismo piensas que son lo mismo?
Pues lo cierto es que no es así. Son dos conceptos similares, pero al mismo tiempo muy diferentes. Para que te hagas una idea, tenemos:
- Contabilidad: La contabilidad es una disciplina que engloba las normas y procedimientos para ordenar, analizar y catalogar las operaciones económicas y financieras. O, en otras palabras, hablamos de la forma en que se recogen, analizan y ordenan las operaciones financieras y económicas.
- Finanzas: Las finanzas en sí mismo son más importantes que la contabilidad, porque le corresponde a esta disciplina el tomar decisiones sobre el dinero, ya sea para invertir, ahorrar, gastar o buscar planes para conseguir más financiación.
En otras palabras, la contabilidad forma parte de las finanzas, ya que sin ella, no podían llevarse a cabo las finanzas.
Características
Una vez tienes claro el concepto, y sobre todo la diferencia entre finanzas, economía y contabilidad, el siguiente paso es saber qué caracteriza a las finanzas para afianzar su conocimiento. En este caso, hablamos de las siguientes:
- Su objetivo es administrar el dinero. Pero también los bienes capitales. Es decir, no solo se ocupa de gestionar el dinero que se tenga, sino también ahorros, inversiones, préstamos… Tanto lo que se tiene como lo que se debe ha de tomarse en cuenta para las finanzas.
- Maneja conceptos específicos. Hablamos de terminología financiera y económica: beneficios, tasa de interés, riesgo, costes de inversión…
- Ayuda a mejorar la administración del dinero. Al saber perfectamente lo que tienes, lo que debes y donde quieres llegar, las decisiones que se toman por parte de las finanzas buscan conseguir ese objetivo y, con ello, mejorar la situación económica. Por eso son tan importantes tanto para las empresas como para las familias y los individuos.
- Se ayudan de otras disciplinas. De hecho, ya has visto que la contabilidad está muy relacionada con las finanzas, pero también la economía, las estadísticas, la probabilidad…
Para qué sirven las finanzas
Está claro que las finanzas están presentes en nuestro día a día. Es una forma de hacer ver a las personas, y a las empresas, lo que tienen, lo que deben y lo que pueden hacer con sus beneficios o con sus deudas, de tal forma que se busca obtener el mejor resultado, y los recursos más adecuados, para que la economía (ya sea de una persona, una familia o una empresa) siga su curso.
Por eso, un despilfarro, invertir mal, o que haya malas decisiones financieras puede repercutir negativamente (al punto de irse a la ruina), razón por la que no se puede dejar esto a su libre albedrío, sino tener cabeza para no gastar más de lo que uno tiene, ni tampoco para dejar los ahorros sin movimiento porque podrían dar grandes beneficios.
Tipos de finanzas
Para finalizar, conviene que sepas que las finanzas se pueden dividir en cuatro grupos amplios.
Finanzas corporativas
Son aquellas que se enfocan en las empresas. Es decir, que lo que buscan es estudiar cómo obtener, administrar y utilizar los recursos económicos de una empresa. Por ejemplo, pueden decidir en qué proyectos o productos se va a invertir, en cómo dividir los beneficios, o en cómo conseguir fuentes de financiación para sacar adelante la empresa.
Finanzas personales
Estas son las más conocidas, ya que las aplicamos a diario individualmente y como familia. Nos referimos a aquellas que estudian cómo obtener recursos y cómo administrarlos. Y no solo englobaría el tema económico, sino también el laboral y el formativo, ya que dependiendo de la carrera o profesión, así como del trabajo que se tiene, la toma de decisión será diferente, incluida la inversión y el ahorro.
Públicas
Las finanzas públicas se refiere al análisis y gestión de todos los recursos financieros y económicos que tienen las instituciones del Estado.
Es decir, cómo obtener recursos a través de impuestos, cómo invertir dinero en proyectos; cómo redistribuir los recursos así como los beneficios, etc.
Internacionales
Estas hacen referencia a transacciones internacionales, enfocadas sobre todo en empresas que trabajan exportando o importando, o comprando y vendiendo al exterior.
Deben estar muy al tanto de las fluctuaciones de cambio de divisa, de la rentabilidad, del endeudamiento de un país, así como de los riesgos que pueden derivarse de estas transacciones.