¿Has oído hablar alguna vez del valor añadido de un bien, de un producto, de una empresa, de un servicio? ¿Sabes qué engloba este término? Aunque no lo creas, es algo que importa. Y mucho.
Si quieres conocer el concepto concreto de este término, si quieres saber cómo encontrarlo en las empresas, productos, servicios… y cómo mejorarlo, a continuación tienes todas las claves que necesitas conocer.
Qué es el valor añadido
Podemos definir el valor añadido como un «valor económico adicional». Y es que supone un incremento del valor que se paga por un bien o un servicio debido a que sufre una transformación.
Por ejemplo, imagina que compras una muñeca. Esta te cuesta 10 euros. Sin embargo, decides invertir 5 euros más en poner un trabajo de lujo, con pedrería, joyas… Es decir, la muñeca costaría 15 euros si la quisieras vender para recuperar tu inversión y el gasto de la muñeca. Pero resulta que la vendes por 55 euros. Si restamos los gastos, 55-15 euros nos quedarían 40 euros. Eso sería el valor añadido, lo que se gana de más una vez se han restado los gastos que hemos hecho para transformarlo.
En otras palabras, es algo ‘extra’ que permite aumentar el precio de ese bien o servicio debido a que se le ha hecho una transformación y se le ha dado más valor.
En este sentido, cada bien o servicio podría tener un bajo, medio o alto valor añadido. Por ejemplo:
- Bajo valor añadido: serían aquellos bienes y/o servicios donde la transformación que se lleva a cabo es mínima y no hay mucho que tratar. Al ser algo nimio, el valor añadido que adquiere es bajo. Vas a obtener poco beneficio.
- Medio: son aquellos productos en los que sí se toma un proceso más elaborado para transformarlos, pero que no requiere una gran inversión.
- Alto valor añadido: es cuando esos bienes o servicios sufren una transformación casi completa, usando conocimientos avanzados y técnicas que le dan más valor.
Realmente cualquier producto podría entrar en cualquiera de las clasificaciones. Un ejemplo, una camiseta.
Sería de bajo valor añadido si le pusieras un mensaje bordado sin más. De medio valor si por ejemplo la tiñeras con el tie dye con una forma original y curiosa. Y sería de alto valor si además le añadieras pedrería e incluso un sistema tecnológico en el que los colores de la propia camiseta se movieran al ritmo de la música.
Además, debes saber que no solo es cosa de los bienes y servicios. También puede formar parte de las personas, empresas… Veámoslo a continuación.
Valor añadido de una empresa
En el caso de una empresa, el valor añadido bien puede coincidir con los beneficios que obtiene. Es decir, la diferencia entre los ingresos y los gastos, ya que eso ha sido por el buen hacer que lleva a cabo.
Por supuesto, también el valor añadido se puede ofrecer a través de una mejora en el trabajo, en el trato entre trabajadores y empresarios…
Valor añadido de una persona
Imagina una persona. Esta no tienes estudios y trabaja en aquello que le han enseñado, pero sin más. Ahora, imagina a esa persona sin estudios. Trabaja de la forma que le han enseñado, pero aplicando pasión y obteniendo resultados que otros no son capaces. ¿Tienen los dos valor añadido o solo la segunda?
En realidad, ambos tienen valor añadido, pero la segunda tiene más que la primera.
En general, el valor añadido de las personas hace referencia a esos estudios, conocimientos, formación… así como a la experiencia, saber hacer, habilidades, capacidades…
Cómo encontrarlo en las empresas
Encontrar valor añadido en las empresas no es algo que se pueda ver, a menudo, a simple vista. Sin embargo, sí que se puede conseguir. Para ello, es necesario establecer un perfil del cliente para saber qué le gusta, cuáles son sus necesidades, qué está buscando…
Una vez se produce la venta, también hay que revisar el grado de satisfacción; es decir, si está contento, si podrías mejorar algo, etc.
Por supuesto, las empresas no solo pueden encontrar valor añadido en los productos y/o servicios, sino que también este se puede encontrar en las propias personas que trabajan allí, que pueden aportar algo más al negocio e incluso mejorarlo.
Cómo mejorarlo
Aunque siempre se dice que ya está todo inventado y que es muy difícil ofrecer a los usuarios algo mejor o algo que sea totalmente único, aún se puede conseguir.
En el caso de mejorar el valor añadido no te vamos a decir que vaya a ser fácil, ni mucho menos. Pero sí tienes varias formas:
- Ofreciendo algo que nadie más ofrezca. Puede ser algo material, algo intangible, un descuento especial, un producto o servicio que rice el rizo de lo que ofrecen los demás…
- Añadir un extra. Es decir, ponerle algo más que haga que mejore su calidad. También puede ser una mayor rapidez…
- Superar las expectativas del cliente. Esto es quizá lo más sencillo. Imagina que te piden un producto. Y envías un mensaje de agradecimiento, además del típico con la confirmación de la compra, factura y demás. Luego, preparas el envío y lo haces personalizado. Cuando lo reciba sus expectativas, comparadas con el resto de compras que haga por Internet, serán superadas, y eso hará que se sienta importante para ti. Y que vuelva a comprar si se da la ocasión.
En este caso, la tecnología y los detalles pueden ser la clave para mejorar y dar un mayor valor añadido. El relacionarte más con tu cliente, la facilidad para que te compren, la inmediatez o la personalización son distintos puntos en los que apuntar para aumentar ese valor.
Elementos del valor
Un producto o un servicio es importante cuando sirve para satisfacer el deseo o la necesidad de un cliente. Es decir, tiene valor si la gente lo demanda. Por eso, los elementos en los que se afianza ese valor son:
- El poder satisfacer ese deseo o demanda.
- El precio.
- La calidad.
- La imagen.
- Lo que aporta.
- La competencia.
Todo esto es un conjunto que forma parte de ese bien o servicio y que lo dota de mayor o menor valor añadido.