Rentabilidad a largo plazo

largo plazo

Dentro de la estrategia buy and hold, uno de los aspectos más valorados por los pequeños inversores es como obtener una rentabilidad a largo plazo. ¿Cómo se consigue?, ¿por qué clase de valores bursátiles debe optar? o ¿corre muchos riesgos sus intereses?, son solamente algunos planteamientos a que llegan los minoristas. Desde luego, que esta clase de objetivos requiere de una serie de planteamientos que habrá que cumplir y que te expondremos a través de este artículo.

Generalmente los ahorradores que se dirigen a este plazo de permanencia tienen un perfil muy bien definido. Se trata de inversores conservadores, que buscan más la seguridad que la rentabilidad en sí. Se centran en valores muy líquidos, y que están englobados dentro de los principales índices bursátiles, no solamente nacionales, sino de otras áreas geográficas. Y en cualquier caso huyen de las propuestas más arriesgadas que están representadas por los valores de carácter especulativo.

Una vez analizado como son los inversores que buscan la rentabilidad a largo plazo, será el momento de centrarse en que clase valores constituyen su cartera de inversión. Son los blue chips unas de sus opciones favoritas, y que están presentes en la mayoría de sus actuaciones. En este sentido hay que recordar que estos valores representan a los de mayor peso específico del índice selectivo nacional, el conocido como Ibex 35. BBVA, Santander, Iberdrola, Endesa y Repsol son sus integrantes.

Valores muy defensivos

Los valores que son receptores de sus operaciones no ofrecen grandes oscilaciones en sus cotizaciones. No en vano entre el precio máximo y mínimo de sus precios en una misma sesión bursátil no ofrecen gran diferencias. Otra de sus aportaciones es que se trata de un grupo de acciones que ofrecen un alto rendimiento por dividendo. Con una rentabilidad fija y anual que oscila entre el 3% y 8%, a través de uno o varios pagos al año. Esta retribución al accionista hace que el inversor constituya una renta fija dentro de la variable.

El motivo de esta estrategia de inversión en la rentabilidad a largo plazo se debe, a que con ella se supera los débiles márgenes de rentabilidad que ofrecen en estos momentos los principales producto destinados para el ahorro (depósitos, pagarés bancarios, deuda pública, etc.). Y que en cualquier caso, no sobrepasan más allá del 0,50%. Como consecuencia de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) de abaratar el precio del dinero. Y que ha llevado a que se sitúe en el 0%. Algo que no había pasado nunca en la política económica comunitaria.

Otros de los valores conservadores por lo que optan estos inversores son los procedentes de sectores muy estables, tanto en sus líneas de negocio, como en sus precios. Entre ellos destacan el de alimentación, autopistas, y en especial las compañías eléctricas. Precisamente estas últimas con una amplia y diversificada representación: Gas Natural, Endesa, Iberdrola, Enagás y Red Eléctrica Española, entre otras. No faltan en una cartera a plazo de estas características. No en vano, aportan una mayor estabilidad a los ahorros de los pequeños y medianos inversores.

¿Cuáles son los objetivos?

metas a conseguir

Desarrollar y mantener una estrategia de rentabilidad a largo plazo requiere de unas características muy bien definidas, que no debes pasar por alto en el momento de elaborar tu estrategia. Con toda seguridad que tendrás que definir la permanencia en los mercados de renta variable. Con un plazo máximo que oscila entre los 5 y 10 años aproximadamente, en los que se pueden seleccionar valores con interés creciente, bajo un capital mínimo que estará en función del patrimonio aportado a estas operaciones en los mercados bursátiles.

La fórmula más común para canalizar esta clase de inversión es dejarte llevar por la realidad de los precios. De forma que a medida  que los plazos son mayores, la rentabilidad se vuelve más atractiva, aunque en porcentajes no muy llamativos como para hacer grandes operaciones. Y claro está, siempre que no ocurra ningún acontecimiento que haga tambalear a las bolsas, como sucedió al inicio de la pasada crisis económica, en 2007.

En las inversiones a largo plazo no encontrarás revalorizaciones de cierta relevancia, ni mucho menos que te hagan millonario. No en vano, de lo que se trata mayoría de los casos es de garantizar la totalidad del capital invertido. Obteniendo una rentabilidad que supere a la de la renta fija, y por supuesto, sin asumir excesivos riesgos. No importa porque pases por procesos en donde perderás parte de tus aportaciones. Habrá más años para recuperarlo, y hasta incrementarlo.

¿Qué psicología debes tener en estas operaciones?

La reciente bajada en los tipos de interés ha tenido como principal consecuencia una notable disminución en la rentabilidad de los depósitos bancarios. Y una de sus consecuencias es la desviación de una buena parte de los ahorros hacia la renta variable, y en especial a la bolsa. Pero deberás mantener una serie de actuaciones que no son habituales en las operaciones a corto plazo, y que requieren de una especial atención por tu parte.

No deberás centrarte en los movimientos puntuales de los mercados financieros, ya que no es u finalidad. Incluso puede ser prudente que desatiendas tus operaciones al contemplan plazo de permanencia tan elevados. Es muy importante que no suscribas acciones de compañía muy erráticas, y que incluso pueden desaparecer como consecuencia de su gestión. Mientras más estables sean las empresas, mejor será para tus intereses. La estabilidad es el principal factor que debes buscar para seleccionar los componentes de tu elección.

Características de estos plazos

objetivos a largo plazo

Como al igual que otras estrategias de inversión, esta opción en la renta variable lleva aparejado una serie de ventajas y desventajas que deberás conocer. Y que en la mayoría de las ocasiones dependerá del perfil que presentes como inversor medio. Ante este escenario que refleja la permanencia a largo plazo en las bolsas, no te quedará más remedio que analizar sus prestaciones. Y en donde primeramente quedarán reflejadas sus ventajas.

  • Ofrecen un interés creciente, de forma que a medida que se contemple a más años, se incrementará la rentabilidad de las carteras confeccionadas, pero sin alcanzar niveles desproporcionados.
  • No garantizan el capital invertido, pero a cambio de proporcionan unas buenas perspectivas de rendimiento, que pueden ser potenciadas con la retribución por dividendo que generan buena parte de estas propuestas.
  • Existen diferentes estrategias para su contratación, en función del perfil que presentes, y en donde el más favorable para tus intereses es diversificando la inversión, y no centrándote en un solo valor. Se trata de una forma muy útil para proteger los ahorros en tan largo espacio de tiempo.
  • La inversión a largo plazo te permite elegir entre una variada gama de valores, tanto de la renta variable nacional, como procedente del extranjero. Tratando de buscar en todo momento los mayores potenciales de rentabilidad, incluso optado por las oportunidades de compra que con toda seguridad van surgiendo todos los años.

Desventajas de operar a largo plazo

Estos plazos tan densos conllevan también ciertos riesgos que debes valorar para confeccionar la inversión. Y que en primer lugar te puede suponer una falta de liquidez para afrontar ciertos gastos en tu vida personal (obligaciones fiscales, pago de la cuota de la hipoteca, el colegio de los niños, o sencillamente algún desembolso no previsto en tu presupuesto familiar). Pero son los únicos problemas que puedes encontrarte en esta situación. Hay otros factores que igualmente deberás pensar en ellos. Y entre los que destacan los siguientes.

  • Supone tener un capital inmovilizado durante un tiempo relativamente importante, aunque puedes realizar ventas parciales para conseguir la liquidez necesaria. Aunque con el evidente riesgo que el precios de tus acciones estén en esos momentos por debajo de la compra.
  • El capital mínimo que dedicas a la inversión en renta variable es generalmente más elevado que en otros productos financieros, lo que afectará al estado real de tus cuentas personales, y que te puede hacer llevar a hacer rescates puntuales de otros productos financieros (depósitos a plazo, fondos de inversión, warrants o derivados, entre otros).
  • Puede que la rentabilidad que te ofrece la inversión al final no sea tan atractiva como para mantenerlos durante tantos años, pudiendo buscar otros productos financieros con mejores prestaciones. Y hasta con una rentabilidad garantizada, aunque lo normal es que sea muy pequeña y no satisfaga tus planteamientos como ahorrador a largo plazo.
  • Estas clases de permanencias tan elevadas están destinadas hacia un tipo de perfil de ahorrador excesivamente conservador que busca seguridad y claridad en vez de riesgo y mayor rentabilidad. Lo primero que tendrás que hacer es definir si reúnes estas características y seguir sus modelos de inversión. Puede que hasta estés confundido, y realmente encajes dentro de otro perfil no tan longevo.

¿Merece la pena alargar los plazos?

alargar plazos

Cinco, diez o hasta más año es un periodo muy amplio para mantener las posiciones en los mercados de renta variable. Ni lo usuarios muy jóvenes, si por supuesto los jubilados deben  regirse por estos planteamiento a largo plazo. Solamente en las edades intermedias tendrá algo de sentido, y siempre que se cuente con unos ahorros que no se vayan a necesitar durante muchos. Si tú intención en los próximos años es comprarte una casa, vete olvidando de estas estrategias para la inversión. Porque no es la más adecuada para tus intereses, y hasta puede perjudicarte seriamente en tus intereses.

En cualquier caso, se trata de una estrategia para invertir una pequeña parte de tus ahorros, y con la intención de ir creando una bolsa de ahorro para los próximos años. Y que puede estar combinado con la contratación de otros productos bancarios, y porque no, de diferentes activos financieros que puedan rentabilizar tus ahorros a partir de estos momentos.


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