¿Qué son los valores value?

Este es un término al alza en los mercados de renta variable debido a que muchas carteras en la inversión se están fijando en esta característica para realizar sus estrategias en los mercados. ¿Pero sabemos realmente lo que se esconde tras la palabra value? Pues bien, el value investing, o la inversión en valor, es una tendencia de inversión que genera rentabilidades positivas de manera consistente en el largo plazo. Se dice que un valor es value cuando cotiza por debajo de sus posibilidades y esto es algo que pasa con cierta frecuencia en las compañías que cotizan en el mercado de renta variable española.

Una de las primeras características que aporta el value investing, o la inversión en valor es su mayor potencial de revalorización. Es muy superior a las restantes propuestas en inversión. Hasta el punto de que en muchas de las ocasiones llegan a cotizar con descuentos por encima del 20 % o incluso con mayores márgenes de intermediación. Este es uno de los motivos más relevantes como para ser muy interesantes para los pequeños y medianos inversores. Es decir, son apuestas muy rentable y si bien puede que no lo sea al corto plazo, todo indica que alcanzarán sus precios reales en el medio y sobre todo largo plazo.

Por otra parte, el value investing, o la inversión en valor, es una manera muy innovadora de enfocar las inversiones en bolsa. Desde una estrategia más moderna que se ha impuesto en muchas carteras de inversión como fórmula para crear un valor en los mercados financieros. Desde esta perspectiva, no cabe duda de que el precio de la acción, en el largo plazo, tenderá a recoger el valor real de la compañía. Este proceso de convergencia entre el precio y el valor es el que genera la rentabilidad que esperamos que pueda darse de una manera objetiva y equilibrada.

Valor value: sus ventajas

Uno de los beneficios al decantarse por esta estrategia en la inversión tan especial es que al final la rentabilidad que podemos obtener podrá ser mucho más alta que si elegimos otro sistema de elección. No en vano, son valores bursátiles que por unas u otras razones cotizan por debajo de su precio objetivo. Se trata de un proceso coyuntural que en cualquier momento puede corregirse y mostrar una tendencia alcista que consiga escalar cotas o niveles mucho más altos que hasta estos momentos. En cualquier caso, lo que parece más claro es que son valores menos propensos a desarrollar tendencias bajistas de gran intensidad.

Una de las claves para su correcta identificación consiste en que el inversor con mayor aprendizaje en las operaciones en bolsa debe distinguir entre lo que son variaciones en el valor real de una compañía y lo que simplemente son fluctuaciones en su precio. Porque son cosas diferentes que puede llegar en algún que otro momento a distorsionar la configuración de sus precios. Hasta el punto de que puede existir diferencias entre uno u otro modelo de cotización del 20 %, 30 % o 50 %, según los casos. Por tanto, se trata de una manera muy inteligente para impulsar las inversiones en los mercados de renta variable. Tanto nacionales como de fuera de nuestras fronteras y que te puede ayudar a canalizar tus operaciones en estos activos financieros.

Esperar la revalorización de los precios

Otro de los efectos de invertir en esta clase de valores tan especiales reside en que un pequeños y medianos inversor que tenga un horizonte temporal a largo plazo puede beneficiarse de la inversión en valor. ¿De qué forma?  Pues de una manera tan sencilla y práctica como es seleccionando buenas compañías, adquiriéndolas a un buen precio y sobre todo esperando con diligencia a que el precio converja con el valor intrínseco de la compañía. La paciencia es el arma fundamental con la que se debe desarrollar una estrategia de estas características. La clave reside en buscar valores de calidad que coticen por debajo de su precio real. Y esto es algo que se da con cierta frecuencia entre los valores de la renta variable nacional.

Mientras que por otra parte, el value investing, o la inversión en valor, raramente genera movimientos especulativos de gran intensidad y sobre todo durante espacios de tiempo muy duraderos. Tendremos una alta seguridad de que tarde o temprano se alcanzará un precio justo como premio a nuestra permanencia en el valor de la bolsa. Por otro lado, tampoco conviene olvidarse que estos valores, por lo general, pertenecen a los de la más alta capitalización y que mueven muchos títulos en todas las sesiones bursátiles. Con una alta liquidez y que propicia que podamos entrar y salir de ellos sin especiales dificultades.

Integrados en fondos de inversión

Otro de los aspecto que deben valorarse a partir de estos es que el el value investing, o la inversión en valor, forma parte de muchas carteras en los fondos de inversión. Son los fondos denominados como value o valor, siendo otra estrategia muy eficaz para rentabilizar los ahorros a través de este producto financiero. En donde, las carteras potentes, con amplios márgenes de seguridad, protegen a los inversores en valor tanto de la volatilidad de los mercados como de posibles errores de inversión. Todo esto es mucho más factible desde los fondos de inversión que dese la compra y venta de acciones en bolsa de forma individual.

Mientras que por otra, a través de los fondos de inversión de estas características, puede conseguirse una mayor diversificación a la inversión. Por medio de propuestas de diferentes sectores, nivel de capitalización y hasta forma de gestionar su línea de negocio. Muy eficaz para sortear los escenarios de mayor inestabilidad en los mercados de renta variable. En este sentido, cada vez son mayores los fondos de inversión que tienen en el value investing, o la inversión en valor, su fuente de referencia para desarrollar su cartera de inversión. A través de unas estrategias en la inversión que digiere notablemente de los planteamientos más convencionales en los mercados financieros.

Se trata, pues, de una alternativa que puede ser muy rentable para defender nuestros intereses en los mercados de renta variable. Con muchos adeptos que están apareciendo en los últimos meses ante las dudas que se plantean para rentabilizar su capital disponible. Hasta el punto de que el value investing, o la inversión en valor puede ser una solución a nuestros problemas a partir de estos momentos. Con infinidad de opciones que reúnen todas estas características que hemos enunciado en este artículo. Con un objetivo muy claro: ganar dinero en la bolsa y cuanto más mejor. En este sentido, cada vez son mayores los fondos de inversión que tienen en el value investing, o la inversión en valor

Un claro ejemplo de value: Santander

En el primer semestre del año, el margen de intereses fue de 17.636 millones de euros, un 4 % más que en el mismo periodo del año anterior, mientras que el crédito y lo recursos de clientes crecieron un 4 % y un 6 %, respectivamente, en euros constantes (es decir, excluido el impacto de los tipos de cambio). En el segundo trimestre, el banco aumentó en un millón el número de clientes, con lo que Santander atiende ahora a 142 millones, más que cualquier otro banco de Europa y América.

Mientras que por otra parte, todos los servicios digitales se han agrupado en la nueva unidad Santander Global Platform para impulsar la estrategia. La adopción digital ha seguido creciendo en el semestre y ya son 34,8 millones los clientes que usan servicios digitales de Santander. De media, 240 clientes acceden cada segundo a alguna de las plataformas móviles o digitales del banco, lo que supone un aumento del 28 % en los últimos 12 meses. En donde la calidad crediticia continuó mejorando, con una reducción en la tasa de mora de 11 puntos básicos en el trimestre, hasta el 3,51 %, mientras que el coste del crédito se mantuvo estable en el 0,98 %.

Con nuevos costes de restructuración

Por otra parte, los resultados empresariales del grupo financiero ponen de manifiesto que la ratio de capital CET1 está ahora en el 11,30 %, 50 puntos básicos más que hace un año, y Santander se mantiene como uno de los bancos más rentables y eficientes del mundo entre sus comparables, con un retorno sobre el capital tangible (RoTE) ordinario del 11,7 %, y una ratio de eficiencia del 47,4 %. Tras el cargo neto de 108 millones anunciado en el primer trimestre, el banco se ha anotado un nuevo cargo de 706 millones en el segundo trimestre, principalmente por costes de reestructuración previstos en España y Reino Unido (626 millones de euros), y provisiones adicionales para seguros de protección de pagos (PPI) en Reino Unido (80 millones de euros).

En cualquier caso, estos cargos causaron una caída en el beneficio atribuido en el segundo trimestre del 18 % interanual, hasta 1.391 millones de euros. Excluidos esos cargos, el beneficio ordinario del segundo trimestre fue de 2.097 millones de euros, un 5 % más con respecto al mismo trimestre del año anterior: el mayor beneficio ordinario trimestral desde 2011, impulsado por el fuerte crecimiento del crédito en Latinoamérica, una mejora continua de la rentabilidad en Norteamérica, así como la reducción de los costes en Europa.


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