Uno de los productos bancarios más conocido por todos es el de la hipoteca. Se trata de una forma de financiación relacionada con un inmueble que se caracteriza por un adelanto de una cantidad de dinero que, después, ha de devolverse periódicamente con unos intereses.
Pero, ¿qué es realmente una hipoteca? ¿Qué características tiene? ¿Existen varios tipos? De todas esas cuestiones, y de muchas más, es de lo que te hablamos a continuación.
Qué es una hipoteca
Según el Banco de España, la hipoteca es:
«un préstamo cuyo pago está garantizado por el valor de un inmueble».
Por su parte, la RAE (Real Academia Española) la define como:
«Derecho real que grava bienes materiales sujetándolos a responder del cumplimiento de una obligación dineraria».
Dicho de una forma más sencilla, la hipoteca es un acuerdo entre un prestamista (que normalmente es un banco) y un usuario en la que el prestamista tiene derecho a quedarse con el bien impuesto que avala el dinero que te presta.
Por ejemplo, imagina que quieres comprar una casa pero no tienes el dinero suficiente para pagarlo todo. Entonces recurres a un prestamista o a un banco que acepta darte ese dinero a cambio de que se avale (o se hipoteque) la casa que vas a comprar. A cambio, tú deberás devolverle el dinero que te ha prestado más unos intereses durante un periodo de tiempo fijado. Si no lo haces, ese acuerdo le faculta al prestamista para quedarse con tu casa.
Podríamos decir que la hipoteca es un derecho de garantía, porque asegura que el deudor va a pagar y, en caso contrario, el acreedor tendrá un bien inmueble que avale el dinero que ha pagado a ese deudor.
Préstamo hipotecario vs hipoteca
Estos términos muchas veces se piensa que son iguales, es decir, que se refieren a lo mismo. Y, sin embargo, lo cierto es que no es así. Por un lado, la hipoteca es un derecho de garantía en la que actúan un deudor y un acreedor. Pero, por otro lado, el préstamo hipotecario es el dinero que un banco, o una entidad bancaria, le presta dinero a un comprador para que pueda devolver la vivienda.
En otras palabras, mientras que el préstamo hipotecario es el dado por un banco o entidad bancaria, en el caso de la hipoteca el acreedor no es un banco, sino una persona. Esta hipoteca ha de registrarse en el Registro de la Propiedad ya que, si no se hace, no tendrá valor ni tampoco se podría exigir el pago de las cantidades.
Elementos que conforman una hipoteca
A la hora de hablar de hipotecas, debes tener en cuenta ciertos elementos que forman parte de este concepto. Son:
- Capital. Es la suma de dinero que se solicita a un acreedor y que hay que devolver a través de cuotas o de pagos periódicos.
- Interés. Se trata de un porcentaje extra que hay que pagar por recibir la suma de dinero que se necesita. Este puede ser de distintos tipos.
- Plazo. El tiempo que se tiene para devolver el dinero que le han prestado al deudor junto con los intereses.
- Garantía hipotecaria. Es un pago en garantía que permite a la persona o banco que presta el dinero tener derecho sobre la propiedad del bien inmueble si hay un impago.
Tipos de hipotecas
Una hipoteca puede ser de diversos tipos. Y es que hay distintas clasificaciones que nos ofrecen varias terminologías. Así, las más habituales son:
Según el tipo de interés:
- Hipotecas a tipo fijo. Se caracteriza porque el interés que hay que pagar además del dinero que te presta no va a cambiar durante todo el tiempo que se ha pactado para devolver el importe.
- Hipotecas a tipo variable. Al contrario que las anteriores, aquí sí que hay una variación del tipo de interés, que puede suponer mayor o menor.
- Hipotecas mixtas. Son aquellas que combinan ambos tipos de interés, es decir, fijo y variable. De esta forma una parte del interés sea fijo mientras que la otra parte tendrá una variación según un referencial que suele ser el Euribor.
Según el tipo de cuota:
- Cuota constante. Es la hipoteca más habitual ya que lo que hay que pagar mes a mes se mantiene constante, sin que cambie esta mensualidad.
- Cuota blindada. Es una mensualidad que, si bien mantiene la cuota fija, lo que cambia es el plazo. Por ejemplo, si suben los intereses, el plazo aumenta; y al contrario.
- Cuota final. En este caso la cuota final es superior a las habituales debido a que hay un porcentaje de la deuda (aproximadamente un 30%) que se paga siempre al final.
- Interest only. Se caracterizan porque la hipoteca no se amortiza capital, sino que solo se pagan los intereses.
- Cuota creciente. Al contrario que la primera, en este caso la cuota va subiendo anualmente. De esta forma se empieza pagando poco para después ir subiendo.
Según el cliente:
- Hipoteca para jóvenes. Para aquellos menores de 30-35 años.
- Hipoteca para no-residentes. Son aquellos cuya segunda residencia está en el extranjero. Es decir, que el cliente no vive en España todo el año.
- Para colectivos. Hay diversos tipos, desde funcionarios, grandes compañías…
Según el tipo de bien inmueble:
- Hipotecas para pisos de bancos.
- Para VPO públicas o privadas. Nos referimos a las viviendas de protección oficial.
- Para bienes urbanos y rústicos.
- Para suelo.
- Con el objeto de adquirir la primera vivienda.
- Para financiar una segunda residencia.
Según su naturaleza:
- Subrogración de préstamo promotor. Significa que se asume el préstamo hipotecario de una entidad financiera.
- Subrogación de parte acreedora. Cuando hay una mejora de las condiciones de la hipoteca.
- Reunificación. Cuando se agrupan las deudas en una sola para poder pagarlas con mayores ventajas.
- Hipoteca inversa. Es aquella enfocada a personas de la tercera edad de tal forma que hipoteca la casa a cambio de recibir una renta mensual.
- Hipoteca de divisas y multidivisas. No es nada recomendable porque, a la larga, se va debiendo más y más dinero.
Requisitos para pedir una hipoteca
Dependiendo de la empresa o banco, los requisitos de la hipoteca van a cambiar, ya que cada uno exige cumplir varias cosas. Pero, en general, lo que pedirán será:
- Que tengas ahorros para cubrir al menos el 30% de la vivienda.
- Que tengas ingresos para poder pagar las cuotas.
- Tener un trabajo estable.
- No tener un historial negativo en cuanto a créditos, préstamos e hipotecas.
- Aportar avales (esto es opcional, algunos los piden y otros no).
Si cumples con todos los requisitos, podrás solicitarla. Para ello, lo mejor es acudir a un banco o a empresas que se dedican a ofrecer hipotecas a clientes que lo necesitan.
¿Te queda más claro ahora lo que es una hipoteca?