En diciembre, JPMorgan predijo que la inversión en acciones estadounidenses ganaría un 5% este año, los economistas esperaban que la rentabilidad de los bonos estadounidenses a 10 años se mantuviera en torno al 2%, y Goldman Sachs planteó la posibilidad de que el Bitcoin llegaría a los 100.000 dólares. Sin embargo, seis meses más tarde, la inversión en acciones estadounidenses ha bajado un 20%, la rentabilidad de los bonos a 10 años está en el 3% y el bitcoin ha perdido más de la mitad de su valor, situándose en los 21.000 dólares. La verdad es que los profesionales de Wall Street tienen un pésimo historial de pronósticos, y todo lo que nosotros necesitamos para mejorar es seguir cinco sencillos pasos inspirados en el libro Super Forecasting de Philip Tetlock.
Paso 1: Definir lo que tratamos de pronosticar📃
Imaginemos que nos encontramos con un titular que dice: «La inversión en acciones está significativamente sobrevalorada y está a punto de desplomarse». Lo primero es entender qué significa realmente «la inversión en acciones está a punto de desplomarse». ¿De qué tipo de acciones estamos hablando? ¿Qué porcentaje de pérdida se considera un «desplome» y en qué periodo de tiempo? Para evaluar la exactitud de esta afirmación, primero tenemos que definir qué es exactamente lo que estamos prediciendo. Así que, en este caso, podría decidir reformular el problema como: «¿Cuál es la probabilidad de que la inversión en acciones energéticas baje más del 20% dentro de un año?»
Paso 2: Desglosar el problema🔬
Para calcular la probabilidad de este problema, tenemos que reconocer que se compone de un par de partes. Simplificando el problema en partes más pequeñas podemos formular rápidamente una previsión sorprendentemente precisa en la inversión en acciones. La afirmación original consta de dos partes: «los mercados están significativamente sobrevalorados y están a punto de caer«. Por tanto, hay dos elementos que se pueden analizar. La probabilidad de que la inversión en acciones esté «a punto de caer» y la probabilidad de que la inversión en acciones caiga cuando se sabe que están sobrevaloradas.
Paso 3: Conseguir el equilibrio adecuado entre las opiniones internas y externas⚖️
Tetlock descubrió que los superpronósticos ven las cosas de dos maneras, que se conocen como puntos de vista «internos» y «externos». Empecemos por plantear una cuestión de visión externa. Es decir, pretenden eliminar las emociones y observar los datos duros y fríos. Calibran la frecuencia con la que se producen resultados de este tipo en situaciones de este tipo observando los hechos. Volviendo a nuestro ejemplo del mercado, podríamos fijarnos en la frecuencia con la que el S&P 500 ha perdido más del 10% en un periodo de un año. Esto nos indica que la inversión en acciones ha perdido más de un 10% sólo el 15% de las veces desde 1996. El problema es que este caso ignora información importante que hace que esta situación sea en cierto modo única. Un factor único, en este caso, podría ser lo altas que son las valoraciones en ese momento. Si tenemos en cuenta esas valoraciones observando la relación entre la previsión de los ratios PER y las rentabilidades posteriores a un año (abajo a la izquierda), la probabilidad de una pérdida del 10% sube al 30%.
Sin embargo, la relación es bastante débil y que hay casi la misma cantidad de veces que la inversión en acciones terminaron mucho más arriba. Así que un rango estimado para la probabilidad de la «visión externa» es en realidad entre el 15% al 30%. Eso sí, ninguna situación se puede resumir completamente con un número. El impacto potencial en la economía si Rusia retira el gas europeo, o si la Reserva Federal de EE.UU. cambia su tono con los tipos de interés, requiere un juicio. Esta parte del análisis, que consiste en utilizar el juicio para evaluar los aspectos específicos de cada caso, es lo que Tetlock denomina «visión interna». Pero hay dos problemas con la visión interna:
(i) Es propensa a los sesgos, ya que depende de la narrativa principal del mercado y está impulsada por factores como las noticias dominantes.
(ii) Nuestro cerebro se inclina naturalmente por la visión interna, llena de detalles atractivos y donde es más fácil crear una buena historia. Para combatir estos sesgos, Tetlock explica que es importante utilizar la «visión externa» como ancla principal y usar la «visión interna» para ajustarla. En nuestro ejemplo sobre la probabilidad de que la inversión en acciones se desplome, la probabilidad del 15% al 30% es nuestra visión externa, por lo que incluso si nuestra evaluación de la visión interna es bastante bajista, es poco probable que veamos un cambio de opinión impulsado por las emociones. La probabilidad, por tanto, podría ser del 30% o del 40%, pero es poco probable que sea tan alta como el 80% o el 90%, como sugería el titular original de la noticia.
Paso 4: Actualizar nuestras previsiones con frecuencia♻️
Tetlock descubrió que los buenos analistas actualizan sus previsiones con mucha más frecuencia que los analistas normales. En otras palabras, cuando los hechos cambian, también debería hacerlo nuestras previsiones. Por ejemplo, la probabilidad original respecto a la probabilidad de una recesión en toda Europa debería ajustarse ahora que sabemos que Rusia podría cerrar el gas europeo y desencadenar una recesión en la región.
Los mejores pronosticadores no están casados con su visión. Están dispuestos a cambiar significativamente sus previsiones incluso cuando eso significa contradecir su propia tesis anterior. Esto es lo que hace que profesionales de la inversión en acciones como George Soros y Ray Dalio tengan tanto éxito. Intentan constantemente entender en qué pueden equivocarse y se centran más en ganar dinero que en acertar.
Paso 5: Aprender de los errores😵
Si tuviéramos que adivinar la cualidad que, según Tetlock, hace que un analista sea bueno, ¿Cuál sería? Si, de primeras todos pensaríamos en la inteligencia, pero Tetlock encontró una cualidad aproximadamente tres veces más poderosa. Un compromiso implacable para actualizar su perspectiva y centrarse en la auto-mejora. Eso significa dedicar tiempo a analizar tanto los aciertos como los fallos, centrándose en lo que se ha hecho bien (o mal) y en lo que se podría haber hecho de forma diferente.
Así que si lleváis la cuenta de todas vuestras operaciones y tratáis constantemente de averiguar qué podríamos haber hecho mejor, enhorabuena: ya estáis en el buen camino para triunfar con vuestra inversión en acciones.