Economía sumergida

Economía sumergida

La economía sumergida no es algo que haya aparecido recientemente hace unos años. Tampoco es exclusiva de España; en realidad lleva existiendo en todo el mundo durante mucho, mucho tiempo. Sin embargo, esta forma de mover el dinero puede acabar trayendo consecuencias muy negativas a un país.

Pero, ¿qué es exactamente la economía sumergida? ¿En qué se diferencia con la economía ilegal o informal? ¿Qué efectos tiene? De todo eso y de mucho más es de lo que vamos a tratar a continuación.

Qué es la economía sumergida

Qué es la economía sumergida

La economía sumergida ha de entenderse como la forma en que se mueve el «dinero negro» por un país. En otras palabras, hace mención a las distintas transacciones económicas que se llevan a cabo entre empresas, particulares, etc. y que no se declaran a las autoridades fiscales o monetarias competentes.

Un ejemplo de economía sumergida puede ser la siguiente:

Imagina que eres pintor. Te dedicas a eso y tienes a clientes a los que cobras por tus servicios. Sin embargo, uno de los clientes decide pagarte al contado y no querer factura ni nada que indique has trabajado para él. Y tú lo aceptas, pero no declaras ese dinero porque no tienes que justificarlo.

Esto se relaciona, por tanto, con el «pago en B», como se le conoce comúnmente al dinero que se recibe «bajo cuerda» o por un medio que es mucho más difícil de rastrear (normalmente, dinero en mano, ya que así no tienes que justificarlo).

Y aunque en un principio la economía sumergida era la que centraba sus actividades en la venta de drogas, tráfico de personas y transacciones comerciales en las que no se pagaba impuestos, también ahora apuntan hacia otros sectores más comunes: servicios, alimentación, etc.

Economía sumergida, ilegal e informal

Uno de los fallos a la hora de entender el concepto de economía sumergida es el de confundir el tipo de transacciones que pueden encontrarse en el «mercado negro», es decir:

  • La economía ilegal, que son transacciones que se llevan a cabo con cosas que están prohibidas, como serían las armas, las personas, las drogas…
  • La economía informal, que serían transacciones que, a pesar de ser legales, no se declaran.

Realmente, la economía sumergida son todas ellas, tanto la ilegal como la informal, porque son partes del gran grupo que la forma, y aunque el término «mercado negro» hace más referencia a la economía ilegal, lo cierto es que en el mercado cotidiano también hay una fuerte presencia de economía informal (y por ende sumergida).

Causas de la economía B

Causas de la economía B

¿Por qué surge la economía sumergida? Esta es una gran pregunta, y habrá muchos que opinan a favor y otros en contra de la misma. También los motivos diferirán según estés a un lado o a otro, es decir, según seas comprador o vendedor.

Si eres comprador, los motivos por los que te decantarías por la economía sumergida serían:

  • Obtener un producto a un menor coste.
  • Conseguir productos que, de otro modo, no pueden comprarse (de manera legal).

Como vendedor, los motivos son similares:

  • Vender más barato y, por tanto, una mayor cantidad.
  • No tener que justificar esa cantidad de dinero.
  • No pagar impuestos por ese dinero, lo que se queda «todo» para el vendedor.

A pesar de todo lo anterior, hay que recordar lo que dijimos al principio: la economía sumergida puede tener consecuencias muy negativas para el país. Y te contamos cuáles.

Las consecuencias que pueden acabar con un país

Para muchos, el hecho de cobrar por algo y saber que no tienes que declararlo ni pagar impuestos por algo cuyo trabajo y esfuerzo físico lo ha realizado uno mismo tiene mucho sentido. El problema es que, si eso lo hiciéramos todos, entonces no existirían hospitales, ni carreteras, ni Sanidad… Porque nadie aportaría al país para que se hicieran esas cosas.

Y eso es precisamente una de las mayores consecuencias de la economía sumergida, no el que se cobren los impuestos en sí, sino en la pérdida de ese dinero que se cobra para poder invertirlo en desarrollar el país y crear mejoras para el bien común.

Está claro que la propia economía sumergida genera trabajo; pero a costa de otros trabajos que desaparecen. Y es que las empresas, y trabajadores que actúan de forma legítima, que cumplen con los impuestos, pagos, etc. no pueden competir con otros que tienen unos costes más bajo, obligándose a cerrar, a desistir.

En el caso del gobierno, este pierde ingresos, aquellos que podría destinar a servicios para los ciudadanos, y, como resultado, el país empieza a carecer de aquello que más puede necesitar una persona.

Pero también a nivel individual hay consecuencias malas. Y es que esas personas que trabajan no tienen derecho a un desempleo, ni a jubilación llegado el caso, ya que, para la Seguridad Social, esa persona no ha trabajado y, por tanto, no le corresponde nada.

Obviamente, si te ‘cazan’ cometiendo un fraude por la economía sumergida no implicará una sanción «suave». Te puedes enfrentar a multas e incluso a penas de prisión por haber utilizado estas prácticas ilegales. Y no, no es ilegal el servicio que ofreces (salvo los ejemplos que hemos visto de economía ilegal), pero sí lo es, en todos los supuestos, el evadir impuestos.

Otra de las consecuencias que genera la economía sumergida afecta directamente a los compradores; y es que no pueden reclamar nada al vendedor porque no tienen ni garantías ni tampoco recibos de ese servicio o producto, por lo que, si falla, está roto, es falsificado o robado, se convierten en víctimas de su propio «fraude».

La economía sumergida en España

La economía sumergida en España

España, hace unos años, tenía más del 21% en el PIB de economía sumergida, lo cual es una cifra bastante elevada (y hablamos normalmente de una estimación ya que no sabemos exactamente el tanto por ciento de algo que no se puede justificar). Las crisis agravan esa economía sumergida, no solo en productos ilegales, sino en aquellos informales, ya que se busca obtener dinero sin tener que pagar impuestos.

A pesar de que se han establecido mecanismos de defensa y se controla más a fondo para impedir que exista este tipo de economía, sigue estando presente en el país y, desde que los gobiernos mundiales pusieron el «ojo» en acabar con ello, la posición de España con respecto a los demás no ha variado mucho. ¿Quiere eso decir que seguimos igual? Sí. Y no.

Hay una estimación de que, entre dos y cinco millones de personas trabajan en la economía sumergida, bien porque hacen trabajos que después no declaran, bien porque venden productos ilegales. El hecho de evadir los impuestos, así como las regulaciones del trabajo puede provocar efectos negativos en el país, ya que este se empobrece más.

Actualmente, existen medidas contra el fraude bancario, la eliminación de billetes de gran valor, inspecciones periódicas en contabilidad, eliminación de pagos en efectivo, etc. Todo eso hace que se frene la economía sumergida. Y aunque eso ha mermado y frenado un poco las transacciones, aún está muy presente en España, como en el resto de países del mundo.


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