Todos sabemos que cada persona tiene una personalidad. A su vez se relacionan con el mundo de diferente manera, algo que también se transmite en su relación con las finanzas. No prestarles mucha atención te hace ir más a la deriva, lo contrario a quién las intenta controlar y manejar mejor su situación económica. Existen gastos pequeños y gastos grandes, igual que deudas pequeñas y deudas grandes. Pero la pregunta es, cómo saber si se trata de deuda mala o deuda buena?
En el artículo que nos ocupa aprenderemos a diferenciar cuál es el tipo de deuda de la que debemos huir, y cuál es aquella aceptable o incluso buena para nosotros. Cómo sacarle partido a una deuda, o como determinar en caso de necesidad, hasta qué punto podemos tolerar cierto nivel de endeudamiento.
Deuda Tóxica
A este grupo pertenecen las deudas originadas de deseos que queremos satisfacer ya. Normalmente producidos por la impaciencia. Es uno de los tipos de deuda más comunes que hay, debido a sus bajos importes usualmente. A su vez, esto la vuelve altamente peligrosa, ya que no suele reportar ningún beneficio.
Imaginemos que hay un nuevo Smartphone que queremos comprar. No tenemos el dinero, pero la tienda o la tarjeta de crédito nos permiten comprarlo. Otro ejemplo, un televisor nuevo. No tenemos el dinero necesario para adquirirlo, y a no ser que tengamos nuestro televisor estropeado, sí hay quiénes pueden endeudarse para cogerse uno nuevo a pesar de tener uno que funciona, aunque sea más antiguo. Esto son ejemplos de deuda mala, y si van aparejadas a un interés alto aún peor.
En el peor de los casos, a veces la deuda excede la vida útil del producto o servicio para que la que se ha contratado. Por ejemplo, unas vacaciones. ¿Tiene sentido estar pagando una letra que aunque sea pequeña pertenezca a unas vacaciones que hace 3 años se vivieron de las que ya poco se recuerda?
Prácticas para no caer en deudas tóxicas
- Disciplina. Llevar una rutina de ahorro. No es necesario que sea mucho inicialmente si no puedes. Lo importante es no perder la costumbre.
- No caer en caprichos. No endeudarte en productos que ya tienes. Cuando tengas algo de dinero y puedas permitírtelo, será el momento.
- Intereses altos. No caer en deudas con un interés alto por más pequeñas que sean. Un gran cúmulo de ellas, pueden estrangular tu economía.
Deuda Buena
Aunque la palabra «deuda» suela relacionarse con algo malo o poco deseable, la verdad es que según para qué se use una deuda puede ser buena. A continuación veamos las características que más destacan de este tipo de deuda.
- Sirven para comprar activos. Una deuda que va destinada a la compra de un local, de un coche clásico, o incluso una obra de arte puede considerarse deuda buena. Este tipo de activos suelen revalorizarse con el tiempo, y a no ser que se haya pagado un precio excesivo, es más rentable que adquirir deuda para irse de vacaciones.
- Generan ingresos. Las deudas buenas, pueden reportar ingresos. El ejemplo más común es el de comprar una vivienda para alquilarla. Pero también se pueden incluir aquí aquellos cursos académicos o masters que te ayudarán a encarar mejor tu carrera profesional. No sólo eso, una deuda para adquirir un negocio que sea rentable, es también una deuda buena.
- Se genera más dinero para tus inversiones. Y esta es la parte más interesante de las deudas buenas, te permiten enriquecerte más rápidamente. Puede que esto sea contraintuitivo y no tenga mucha lógica, pero si logras obtener más rentabilidad que los pagos mensuales que realizas por tenerla, entonces se va en buena dirección. Lo vamos a ver a continuación.
Generar dinero con deudas
Seguramente habrás oído el término «apalancamiento». Se trata de poder mover una cantidad de dinero mayor a la que tienes. Es muy usado en los mercados financieros, por ejemplo con productos como los CFD y los futuros. El problema viene en que las pérdidas, en caso de que nos equivoquemos, pueden superar nuestro capital en estos casos. Dicho de otro modo, esto sería el sobreapalancamiento. Algo que hay que evitar.
Una manera fácil y sana de apalancarse radica en pedir como crédito una cantidad semejante a la que tenemos disponible. Este crédito en cuestión, más allá de buscar amortizarlo, tiene como objetivo sacarle un rendimiento. Puede ir destinado tanto para una vivienda, como para un local, una licencia para un negocio, o cualquier cosa de la que queramos obtener ingresos pasivos. Veámoslo mejor con un ejemplo.
Apalancarse con una vivienda para alquilar
Para entender la idea y simplificarla, voy a obviar los gastos derivados de la compra y formalización de la hipoteca.
Imaginemos que por una herencia, lotería, ahorros, o sea cuál sea el motivo, disponemos de 140.000 euros en la cuenta. Tenemos la opción de comprar un piso valorado en 140.000 euros, justo la misma cantidad. Hay dos opciones para adquirirlo. Una es pagarlo al contado, y la otra pagando un crédito dando por adelantado un 20% que nos exige el banco. ¿Qué diferencias hay?
- Pagado al contado. Compramos el piso por 140.000 euros y lo ponemos en alquiler por tal vez 650 euros. Esto nos daría 7.800 euros brutos al año, es decir, un 5,57% de rentabilidad anual. La parte buena, no tenemos deuda. La parte mala, la cuenta bancaria se queda vacía inicialmente.
- Pedimos hipoteca. Damos 28.000 euros de entrada, y tenemos una letra a 30 años al 2% de 450 euros mensuales (impuestos derivados de la compra ya incluidos). Más allá de que una parte del piso se paga con el alquiler, tenemos un beneficio bruto de 200 euros mensuales, es decir, 2.400 al año. Sobre los 28.000 euros pagados inicialmente, es una rentabilidad del 8,57%. Visto también de otro modo, la hipoteca nos permite obtener ingresos mayores al capital que hemos movido. Además, de que si tenemos algún problema en el transcurso, siempre tendremos dinero en la cuenta bancaria.
Este ejemplo que es más ilustrativo que práctico es para mostrar como el capital puede moverse en dirección correcta si se tiene un buen control financiero. No tendría sentido pedir hipoteca y sobre la cantidad que no hemos solicitado gastarla en otros caprichos, comenzaría a ser riesgoso ante cualquier eventualidad futura. Sin embargo, el no gastarse el capital, nos permite también hacer frente a cualquier derrama o si existe algún sobrante invertirlo en cualquier otra cosa de nuestro interés. De este modo se concluye que una deuda bien empleada, puede generar ingresos, y hacer crecer el capital más rápidamente.
ESTE TIPO DE ARTÍCULOS SON EXTRAORDINARIOS, APRENDE UNO Y JUSTIFICAN Y AMPLÍAN LA FORMA DE VER EL MUNDO FINANCIERO. Sugiero que nos ilustren sobre las criptomonedas y qué tan rentable es hacer alguna inversión a futuro, aunque toda inversión es riesgosa.