¿Cómo repercutirá una guerra entre Israel e Irán en la economía mundial?

  • El precio del petróleo y del gas se dispara ante el temor al cierre del Estrecho de Ormuz y los ataques a infraestructuras energéticas.
  • Mercados financieros globales reaccionan con volatilidad, cayendo las bolsas y repuntando valores refugio como el oro.
  • Europa y Asia serían especialmente vulnerables por su dependencia energética, con riesgos de estanflación y encarecimiento de productos básicos.
  • Posible presión sobre bancos centrales para frenar la inflación y cambios en los tipos de interés si el shock se prolonga.

Impacto económico de un conflicto entre Israel e Irán

El mundo vuelve a contener la respiración ante el agravamiento de la tensión entre Israel e Irán, una situación que mantiene en vilo a los mercados, gobiernos y ciudadanos. La posibilidad de una guerra abierta entre ambos países genera un auténtico terremoto económico cuyas ondas ya se dejan sentir en sectores clave, desde la energía hasta el comercio internacional.

En los últimos días, las bolsas mundiales han retrocedido con fuerza, mientras que el precio del petróleo se ha disparado. Estas primeras respuestas del mercado son solo el preludio de los efectos colaterales que podría tener una escalada más profunda y prolongada en el corazón de Oriente Medio, una región estratégica para el flujo de materias primas y rutas comerciales.

Un mercado energético en tensión: el factor petróleo y gas

Precio del petróleo en guerra Israel Irán

Cada vez que la inestabilidad sacude Oriente Medio, el precio del crudo responde con subidas vertiginosas. En el caso actual, el barril de Brent ha saltado más de un 13%, la mayor escalada diaria desde la invasión de Ucrania, llegando a superar los 78 dólares. Los analistas advierten que, en el peor de los escenarios, el barril podría acercarse a los 130 dólares si se bloquea el Estrecho de Ormuz o se interrumpen rutas estratégicas.

La clave de esta alarma está en el Estrecho de Ormuz, una estrecha vía marítima por la que transita alrededor del 20% del petróleo global y más del 35% del comercio marítimo de crudo. Si Irán decidiera bloquear este paso, como ya ha sugerido en anteriores ocasiones, el abastecimiento energético mundial se vería gravemente comprometido, elevando no solo el precio del petróleo, sino también el del gas natural licuado, de especial importancia para Europa y Asia.

Incluso si el flujo de petróleo no se corta por completo, la amenaza sobre Ormuz ya basta para alimentar las expectativas de inflación y provocar un encarecimiento de los combustibles. Todo ello, mientras que el gas natural licuado procedente de países como Catar tampoco podría buscar rutas alternativas fácilmente, presionando todavía más los precios del gas en Europa.

Los mercados reaccionan: caídas bursátiles y huida al refugio

Volatilidad en los mercados por conflicto Israel-Irán

El nerviosismo es palpable en los mercados financieros internacionales. El miedo ha hecho que los inversores saquen el dinero de la bolsa y lo metan en refugios tradicionales como los bonos del Estado o el oro, cuyo precio se ha revalorizado. Las grandes bolsas europeas y estadounidenses han cedido terreno, mientras los valores energéticos y de defensa repuntan al calor del conflicto.

Las aerolíneas y empresas del sector turístico se llevan la peor parte, reflejando la inquietud ante el incremento de los costes de combustible y la alteración de rutas aéreas hacia y desde Oriente Medio. A la vez, compañías petroleras y contratistas de defensa experimentan subidas, anticipando mayores gastos en seguridad y energía.

La posibilidad de un paro prolongado en el comercio marítimo, especialmente en puntos críticos como el Canal de Suez o el Índico, añade más leña al fuego, afectando los precios del transporte y el flujo internacional de bienes.

Economía de guerra
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Impactos directos en inflación y crecimiento económico

Inflación y efectos en el crecimiento por guerra Israel Irán

Las subidas del precio del crudo y el gas repercuten directamente en la inflación global. El encarecimiento de los combustibles se traslada rápidamente al coste de producción y transporte de productos básicos, encareciendo la cesta de la compra y reduciendo el poder adquisitivo de las familias. Algunos expertos calculan que por cada subida de un 10% en el petróleo, la inflación podría aumentar hasta un 0,4% al año siguiente.

Para economías especialmente dependientes de la energía importada, como la Unión Europea y Japón, el golpe sería aún mayor: además de mayores costes energéticos, el crecimiento podría enfriarse y aparecer el riesgo de estanflación (alta inflación y bajo crecimiento), un viejo fantasma que ya se vivió en la crisis del petróleo de los años 70. El Banco Central Europeo podría verse obligado a subir los tipos de interés para contener la escalada de precios, complicando la recuperación.

En otros mercados emergentes, como México, la volatilidad de las divisas se ha incrementado, observándose fluctuaciones notables en el tipo de cambio frente al dólar. Todo ello, en un contexto en el que las sanciones y las restricciones a las exportaciones de petróleo iraní ya penalizan a varios países consumidores.

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Rutas de suministro y cadenas globales bajo presión

Cadenas de suministro global tras la escalada en Oriente Medio

La fragilidad de las cadenas de suministro internacionales vuelve a quedar patente con la crisis en Oriente Medio. Además del peligro de bloqueos en el Estrecho de Ormuz, se teme la extensión del conflicto a rutas marítimas como el Golfo de Adén, el canal de Suez o zonas bajo el control de grupos afines a Irán, lo que aumentaría los costes logísticos y las demoras en la entrega de bienes en todo el mundo.

Muchos analistas recuerdan la experiencia de la pandemia, cuando la interrupción de cadenas críticas provocó escasez de productos básicos. Ahora, la incertidumbre sobre el origen y la llegada de componentes y materias primas vuelve a sembrar dudas entre industrias y consumidores a nivel mundial.

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Bancos centrales, tipos de interés y perspectivas globales

Bancos centrales y tipos de interés en crisis por guerra

Frente a este panorama, los bancos centrales se ven ante una difícil encrucijada. Por un lado, la presión inflacionista puede obligarles a dejar de bajar –o incluso a subir– los tipos de interés, afectando a la inversión y el consumo. Por otro, la incertidumbre y el posible estancamiento económico desaconsejan endurecer demasiado la política monetaria.

Expertos apuntan que la Reserva Federal de EEUU y el BCE actuarán con cautela, evaluando si el shock energético es pasajero o se convierte en una amenaza persistente para el crecimiento mundial. Mientras tanto, el FMI y organismos internacionales ya revisan sus previsiones de PIB a la baja ante el riesgo de que el conflicto dure más de lo esperado.

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¿Quiénes salen peor parados?

Sectores y países más perjudicados por guerra Israel Irán

El golpe más fuerte lo recibirán los grandes importadores de petróleo, las aerolíneas y el transporte. Europa, Japón o economías latinoamericanas verían aumentar sus facturas energéticas y reducirse su competitividad. Los consumidores y pequeñas empresas también notarían la subida de precios en productos básicos y servicios.

En cambio, las empresas energéticas exportadoras y los contratistas de defensa podrían beneficiarse inicialmente, mientras dure la demanda de servicios y productos relacionados con la seguridad y el suministro energético.

Las posibles represalias, bloqueos o ataques a infraestructuras clave, como ya se vio en 2019 con las instalaciones de Aramco, agravarían la situación y añadirían todavía más volatilidad a los mercados.

El temor a una prolongación del conflicto y a la afectación de rutas comerciales, junto al encarecimiento de las materias primas, se presenta como un reto mayúsculo para la economía global, justo cuando aún no se han disipado los efectos de crisis anteriores.


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