¿Cómo canalizar la inversión a largo plazo?

largo plazo

La inversión puedes destinarla a toda clase de permanencias: corto, medio o largo plazo. En función de ellas tendrás que aplicar una u otra estrategia que te permita rentabilizar los ahorros de la manera más satisfactoria. Pero es quizás la inversión a largo plazo la gran desconocida de buena parte de los pequeños y medianos ahorradores. Contempla una serie de características que las diferencia de los otros formatos de inversión. Si esta es tu intención a partir de estos momentos deberás prestar un poco de atención a como formalizarla en los mercados financieros.

La inversión a largo plazo no es ni mejor que peor que las restantes, sino tan solo una alternativa que te ofrecen los mercados para materializar tus decisiones. En cualquier caso, deberás conocer que necesariamente tendrás que tener inmovilizado el dinero durante más tiempo. Este factor es muy importante para que puedas prever los gastos inesperados que se desarrollen durante los próximos años. Se considera un plazo largo todas las permanencias que oscilan de los 3 a 10 años aproximadamente.

Desde luego que habrá unos productos financieros  más proclives para adaptarse a estos plazos de permanencia más duraderos. No solamente procedentes de la compra y venta de acciones en la bolsa. Sino también de fondos de inversión, cotizados y hasta las imposiciones vinculadas a algún activo financiero. No hay exclusividades con respecto cual es la decisión que vas a tomar desde estos mismos momentos. ¿Deseas conocer algunas de las propuestas más sugerentes para invertir tu dinero?

Largo plazo en la bolsa

Es la solución más adecuada para un perfil de inversor más bien defensivo o conservador que busca la seguridad por encima de otras consideraciones. Normalmente en estos plazos es más fácil obtener una rentabilidad fija, aunque con toda seguridad no se formalizará bajo unos potenciales realmente espectaculares. Pero con la ventaja de que no tendrás que estar pendiente de los mercados de renta variable todos los días. Para ello dispones de unos valores que están especialmente destinados a estos plazos. Como por ejemplo, los eléctricos, alimentación o incluso el sector de las autopistas.

En estos plazos te permiten que tengas mayores márgenes en los errores que puedes cometer en la selección de los valores que conformen tu cartera de inversión. Con aportaciones más flexibles que irán en función de los ingresos y gastos que tengas por delante. Y siempre pensando que deberás quedarte con unos fondos monetarios ante cualquier incidencia que pueda pasarte a partir de estos momentos. De cualquier forma, no es conveniente que destines todo tu patrimonio a esta clase de operaciones. Sino que por el contrario, será más que suficiente con aportar el 60 % sobre el mismo.

Estrategias en la bolsa

valores

Una actuación muy eficaz para canalizar el largo plazo es optando por los valores que reparten dividendos a sus accionistas. De esta forma, dispondrás de unos ingresos fijos y garantizados durante todos los años. Con una rentabilidad que puede alcanzar el 8 % en el mejor de los casos. Pase lo que pase en los mercados financieros. Porque estarás conformando una inversión en renta fija dentro de la variable. Pero con una rentabilidad mucho más satisfactoria que en aquellas. T con un tratamiento fiscal mucho más favorables para tus intereses.

Si por cualquier circunstancia ves que a los pocos meses estás perdiendo dinero en la inversión, no debes preocuparte en exceso. No en vano, dispones de muchos por delante para remontar las posiciones e incluso generar plusvalías muy generosas. En los corrillos bursátiles se dice que  a largo plazo siempre se rentabilizan las operaciones. Solamente corres el peligro de que el valor seleccionado pueda quebrar y entonces perderás todas tus aportaciones económicas. Por este motivo te verás en la obligación de optar por valores de primera final. O al menos que te ofrezcan las mínimas garantías para canalizar las inversiones.

Fondos: muy indicados a estos plazos

Pero si hay algún producto que está adaptado al largo plazo son los plazos de inversión. En cualquiera de sus variantes. Sean basados en la renta variable, fija o incluso opciones intermedias o alternativas. Todas ellas pueden valerte para satisfacer tus expectativas de formar una potente bolsa de ahorro. Te deberás decantar por alguno de estos valores en función del perfil que presentes como pequeño y mediano inversor. Pero con una gran diferencia con respecto a otros modelos de inversión y es que a través de este producto financiero diversificarás mejor los ahorros.

Además, los fondos de inversión te abren la posibilidad de que puedas traspasarlos a otros fondos en el momento en que desees. Con una consecuencia muy beneficiosa para tus intereses monetarios ya que estas operaciones las podrás realizar exentas de cualquier gasto. Y cuantas veces quieras ya que incluso podrás pasar de un fondo de inversión de renta fija a variable. En función del escenario que presente la economía internacional en cada momento. Desde este punto de vista, se trata de un producto financiero más flexible y que pueda formalizarse bajo un modelo de gestión activa.

Los fondos de inversión, por otra parte, te permiten acceder a más propuestas para la inversión. Basadas en los más inesperados activos financieros, como por ejemplo materias primas y metales preciosos. Siendo de cualquier forma uno de los formatos que mejor se comportan en esta clase de plazos. Incluso mejor que a través de la compra y venta de acciones en la bolsa. Aunque por el contrario, podrás encontrarte con más comisiones que encarecerán el coste final del producto.

Depósitos ligados a la bolsa

permanencia

Una de las estrategias más conservadores que dispones en estos momentos se materializa a través de las imposiciones a plazo que están vinculadas a otros activos financieros. Incluidos por supuesto los procedentes de la renta variable. En cualquiera de los casos, te servirá para garantizar una rentabilidad todos los años. Aunque su rendimiento no es muy espectacular ya que raramente excede de nivel en torno al 2 %.

Una de las características de este producto bancario es que puedes mejorar la rentabilidad garantizada. Para ello no tendrás más remedio que cumplir con unos requisitos mínimos. Es decir, que la cesta de acciones alcance un precio determinado en las condiciones. No siempre es factible de que pueda batirse. Por lo cual no se podrá obtener la rentabilidad adicional que se promociona desde estos productos financieros. Porque de cumplirse el retorno sobre los ahorros se elevaría hasta el 5 %. De todas formas, de ninguna forma se podrá conseguir la rentabilidad real que alcanzan los valores, cestas o activos financieros ligados a estos modelos de ahorro.

Se trata de una opción que exige aportaciones más altas que en otra clase de depósitos a plazo. Normalmente por encima de importes superiores a 5.000 euros. Con plazos de permanencia también más elevados, entre dos y cuatro años y sin la posibilidad de cancelar el contrato. A no ser que no pague una comisión que puede ser del 2 %, lo que restaría competitividad a este producto que no es estrictamente considerado como de inversión. Sino más bien para el ahorro. Lo puedes contratar para defenderte de los escenarios menos favorables para los mercados financieros.

Los más agresivos no son aptos

La renta variable dispone de otro modelo, pero que son más agresivos en su estructura. Ninguno de ellos están destinados para el largo plazo. No en vano, te arriesgas a que puedas perder buena parte de tus aportaciones económicas. Sobre todo por su excesiva volatilidad que no los hacen muy propicios para operaciones de una larga permanencia. Es en los plazos más cortos donde ofrecen su mayor efectividad y no a más de dos años. Si los contratas sería un error que lo podrías pagar muy caro al cabo de los años. Es una lección que necesitas aprender en tus relaciones con el siempre complicado mundo del dinero. Hasta el punto que asumirás riesgos completamente innecesarios.

Esta clase de productos son de una actividad enorme y no te puedes poner en manos de la suerte. Además corres el serio riesgo de que a los pocos años compruebes como se han esfumado parte del patrimonio invertido. Y ya será muy complicado subsanar esta incidencia a no ser que estés dispuesto a asumir las pérdidas generadas en cada una de las operaciones. No puede olvidar que las diferencias de precio en una sola sesión bursátil pueden acercarse al 10 % o incluso más en determinados casos. En este sentido, lo mejor que puedes hacer es alejarte de estos formatos destinados para la inversión.  Sobre todo si tus plazos de permanencia están destinados a los periodos más largos.

Como habrás podido comprobar no solamente te tienes que limitar a las operaciones en bolsa. Dispones de otras alternativas que pueden ser más satisfactorias en algún que otro momento. Porque como se suele decir habitualmente en estos ambientes, hay vida más allá de la bolsa. Y mucho más con respecto al largo plazo. Con un objetivo muy definido y que no es otro que rentabilizar los ahorros de la forma más correcta. Porque tendrán que pasar muchos años hasta tus beneficios vayan a parar a tu cuenta de ahorro.


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