Parece que entramos en un periodo que no es muy favorable en la compra y venta de acciones en la bolsa. Hasta cierto punto es lógico debido a que las bolsas de todo el mundo han subido durante muchos años, casi desde el momento en que finalizó la recesión económica, en 2012. Y en algunos casos, como en la bolsa de Estados Unidos, con rentabilidades cercanas al 100 %. Por tanto es lógico que se produzca este cambio de tendencia porque nada sube o baja eternamente y mucho menos en los mercados financieros de renta variable. Puede que sea por tanto el momento de realizar un cambio de estrategia en nuestras inversiones.
Desde luego que hay otros productos financieros para rentabilizar nuestro dinero. Aunque lo que pasa en realidad es conocer si es el momento adecuado para iniciar las operaciones en los diferentes mercados financieros. Para que todos los pequeños y medianos inversores estén disposición de realizar sus operaciones vamos a exponer cuáles son algunos de los productos financieros que pueden ser contratados a partir de estos momentos. En unos casos, bajo formatos más agresivos y en otros más amoldados a perfiles defensivos o conservadores.
En cualquiera de los casos, no habrá más remedio que desarrollar un profundo análisis para determinar si ese es el mejor modelo de inversión o ahorro que podemos disponer en unos momentos muy complicados para relacionarnos con el siempre complicado mundo del dinero. Porque en efecto, hay algunos formatos que incluso ofrecen la posibilidad de garantizar una mínima rentabilidad, pase lo que pase en los mercados financieros y que es al fin y al cabo uno de nuestros objetivos prioritarios en estos momentos. Sabiendo en todo momento, que hay vida más allá de la comprar y venta de acciones en la bolsa, tal y como puedes comprender.
Modelos de inversión: garantizados
Este es uno de los productos olvidados por buena parte de los pequeños y medianos inversores y que por tanto es muy conveniente que lo conozcan. Se trata de una solución a la falta de rentabilidad de la renta fija tradicional. Entre otras razones, porque se garantiza el importe del fondo en su totalidad y, en caso de ser positivo, se puede obtener una rentabilidad superior al 4 %. Aunque en el peor de los casos se garantiza un tipo de interés en torno al 2 % y por tanto superior al ofrecido por los productos bancarios ligados a la renta fija que apenas dan un 0,5 % en los contratos.
Mientras que por otra parte, tampoco puede olvidarse de que este producto financiero puede suscribirse para un período de permanencia a medio y largo plazo, en torno a 5 o 6 años, como fórmula para elevar la rentabilidad a través de la renta variable por medio de un fondo de inversión. No obstante, si sus demandantes van a necesitar de liquidez en los próximos meses pueden optar por fondos garantizados. Al incorporar ventanas de liquidez mensuales o trimestrales con las que se puede rescatar parte del importe depositado. Con la finalidad de hacer frente a los gastos que genere su situación personal o familiar: recibos domésticos, amortización de una línea de crédito o el colegio de los niños, entre otros.
Pagarés de empresa, menos rentables
Otra de las opciones está representada por uno de los productos de siempre, de los que contrataban nuestros padres o vuelos. En este caso, estamos ante otra alternativa que puede ser muy interesante en algún que otro momento en nuestra vida, pero que presenta unas características muy bien definidas. Una de las más relevantes es que estaremos asumiendo ciertos riesgos que conlleva su contratación. No en vano, este tipo de productos se basa en activos de renta fija emitidos por empresas del sector privado y los emisores de los productos financieros tienen la obligación de editar y registrar en la Comisión Nacional del Mercado de Valores un folleto informativo cada vez que realizan una emisión de este tipo cuando va dirigida al público en general.
Esta clase de pagarés puede ser suscrito por periodos de permanencia muy flexibles, que pueden ser desde un solo mes a varios años, en función de las necesidades económicas de los suscriptores en casa momento. Ofrece unos tipos de interés que oscila entre el 2 % y 4 %, para un plazo medio de permanencia que está estipulado en doce meses. En estas operaciones, el inversor adquiere los valores a un determinado precio a una entidad financiera, quien se compromete a recomprárselo pasado un plazo determinado de tiempo a un precio fijado de antemano, es decir, conoce de antemano la rentabilidad que le genera la inversión.
Dependen de su vencimiento
Los pagarés pueden suscribirse en entidades financieras y pueden venderse en el mercado secundario, aunque en este caso es importante saber que el precio de venta puede suponer que el importe resultante sea inferior al importe invertido, con independencia de que en la fecha de vencimiento se garantice la totalidad de la inversión. Por lo que respecta a las comisiones pueden incorporar varias: suscripción, venta y depositaría. Otro aspecto a tener en cuenta es que la rentabilidad de estos activos está garantizada a vencimiento y fijada de antemano, aunque en el caso de que el inversor decida vender, la rentabilidad dependerá del precio de venta del activo en el mercado secundario.
Actualmente la oferta que se contempla en este tipo de productos es muy pequeña respecto a otros periodos ya que la necesidad de financiamiento de las grandes empresas, especialmente los bancos, es menor que antes. En cualquiera de los casos, es necesario analizar el estado de la empresa para valorar si es conveniente o no esta clase de operaciones tan especiales. Otra de sus características más relevantes es que puede ser formalizados desde cualquier aportación monetaria, desde las más modestas a la que requieren un mayor esfuerzo económico por nuestra parte. Aunque uno de los aspectos que deberemos tener muy en cuenta son los problemas de insolvencia que puedan presentar los emisores de este producto destinado al ahorro personal.
Fondos monetarios
Era uno de los fondos básicos en el siglo pasado y desde donde se podía crear una bolsa de ahorro más o menos estable de cara al medio y largo plazo. En cualquier caso, las cosas han cambiado en los últimos años, pero a pesar de ellos es otro de los productos financieros que tienen a su disposición los ahorradores para invertir sus ahorros, especialmente si no quieren correr muchos riesgos con su dinero. Este producto financiero invierte en activos del mercado monetario, esto es, en instrumentos financieros (letras del Tesoro, pactos de recompra de deuda pública y pagarés de empresa) inferiores a 18 meses.
Esta apuesta se caracteriza porque la rentabilidad está muy relacionada con los tipos de interés a corto plazo. Si, por ejemplo, los tipos de interés en el corto plazo se sitúan en el 2 %, la rentabilidad anual esperada para este tipo de fondos se sitúa entre 1 % y el 2 % aproximadamente. Se trata de fondos con muy poca volatilidad y especialmente indicados para aquellos inversores conservadores que no quieren asumir mucho riesgo en los mercados financieros. Son también interesantes para momentos de incertidumbre y como refugio temporal ante la inestabilidad de los mercados. Se puede obtener una rentabilidad anual media, en función del producto contratado, que puede acercarse al 1 % en el mejor de los casos. Permiten, por otra parte, disponer de liquidez en cualquier momento y se pueden suscribir por importes muy asequibles para todas las economías domésticas.
Fondos cotizados: más flexibles
Este es un producto que es una mezcla entre los fondos de inversión tradicionales y la compra y venta de acciones en los mercados de renta variable. Pero con unas comisiones mucho más competitivas en los modelos anteriormente mencionados. Se llaman también ETF,s y es un producto financiero más idóneo para los inversores que desean contraer un mayor riesgo como fórmula para incrementar sus ahorros y dirigir su dinero a la renta variable a través de alguno de estos fondos. En este caso, y como recomendación coyuntural para estos momentos, sería a través de ETF,s basados en la evolución del precio del petróleo, combustibles, metales preciosos o materias primas, aprovechando la tendencia alcista de alguno de estos activos financieros.
Se trata de un producto que puede contratarse desde cualquier importe ya que prácticamente no hay límites en este aspecto monetario. Pero con una condiciones que debes tener muy clara desde el principio y es que es un modelo de inversión de mayor riesgo. Es decir, puedes tener pérdidas en la cartera y en cualquier caso no hay ninguna rentabilidad, ni fija ni garantizada. Hasta el punto de que su contratación puede suponer la pérdida de muchos euros en nuestra cuenta de ahorro o corriente.
Con una mecánica diferente a los restantes fondos de inversión y cuyo periodo de permanencia recomendable es para pocos meses, entre 6 y 12. Nunca para plazos medios y largos en la inversión. Además, ofrecen la ventaja de que están presentes muchos activos financieros que no podrás encontrar en otra clase de inversiones y este es un factor que puede ayudarte a rentabilizar el dinero.