Estamos ante una figura jurídica de especial relevancia que son nombrados por un juez para que puedan desarrollar ciertas funciones profesionales dentro de un proceso concursal. Se trata de un escenario empresarial que suele producirse ante una delicada situación por parte de las empresas y que requieren de la aportación independiente de un profesional que se encargue de analizar la situación de la empresa y administrarla adecuadamente. Con una finalidad muy clara y que no es otra que generar a través de sus actuaciones los mejores beneficios para la misma. Aunque no siempre se producen estos resultados tan satisfactorios.
Se trata de un proceso que es más habitual que se desarrolle en los periodos de recesión o crisis económica que en los expansivos. Pero esto no quiere decir que en estos no tengan lugar. De todas formas, hay que evitar equívocos sobre el contenido de esta figura jurídica y no confundir a la administración concursal con la administración pública. Sencillamente porque no tienen nada que ver y son conceptos completamente diferentes en sus contenidos.
Mientras que por otra parte, otro de los aspectos en que hay que incidir es en que los administradores concursales no son funcionarios públicos, tal y como creen algunas personas. Por el contrario, son expertos en los sectores de la economía y la jurisprudencia que entre a formar parte de esta tarea profesional. Como consecuencia de los méritos que aportan en su historial académico y laboral.
¿Qué es un administrador concursal?
Es una figura jurídica que encargue de velar y preservar por el buen desarrollo de una empresa que ha sido declarada en quiebra o suspensión de pagos. En donde su primera premisa en la tarea será el cumplimiento de todas las formalidades requeridas desde los órganos jurídicos. Es decir, el administrador concursal estará a las órdenes de estas autoridades y no de otros poderes. Llegar a esta situación será como consecuencia de la alta deuda acumulada por una empresa y que puede afectar a su viabilidad en los próximos años. Se trata, por tanto, de una figura que trata de solucionar un problema muy grave por parte de una empresa.
Una de las consecuencias que tiene la deuda en la empresa afectada es que al final puede desarrollar problemas de impago muy serios. No solo ante los trabajadores, proveedores o clientes en general, sino también en los organismos oficiales. Como por ejemplo, en sus relaciones con la Seguridad Social, Hacienda, etc. Desde este escenario el objetivo principal de un administrador concursal es velar por la continuidad empresarial. Hasta el punto que desde el principio no tendrá más remedio que gestionar la actividad de la empresa bajo sus propias directrices y nunca auspiciadas por las de los propietarios.
Para que en primer lugar no se incrementen las deudas y en la medida de los posible ir aligerando la deuda contraída por la empresa. Es decir, bajo el ajuste de unos nuevos presupuestos que dependerán en todo momento del administrador concursal para salir de esta espiral tan peligrosa. En unos casos conseguirá su objetivo mientras que en otros acabará en fracaso. En cualquier caso, entre el segundo y tercero año termina sus funciones. Bien con el saneamiento de la empresa y en el peor de los casos con el cierre de la misma. Como consecuencia de la imposibilidad de reflotarla correctamente. Pero en este caso bajo una liquidación de bienes de forma ordenada, tal y como indica la actual normativa.
¿Cuánto cobra un administrador concursal?
El perfil de este perfil profesional es el de una persona que se le requiere estudios en economía o derecho y si tiene una formación específica en Derecho Concursal pues mucho mejor. Por lo que respecta a sus honorarios profesionales hay que indicar que están debidamente estipulados en el Real Decreto 1860/2004. Están divididos en dos partes de este proceso: fase del concurso y otra para el periodo de liquidación. En cada uno de ellos percibirá el 50 % sobre la retribución sobre el pago a los proveedores. Pero con una especial característica y que este cargo se ejecutará en los cinco siguientes días después del auto judicial. Mientras que por el contrario, en la otra fase se formalizará en el mismo periodo, pero desde su resolución firme.
Aunque a veces no es un proceso tan sencillo ya que deberá evaluarse su actuación en la fase de calificación. Hasta el punto de que será en este momento en donde se determinen las tareas desarrolladas por el administrador concursal. Tanto en sus funciones como en el plazo de los abonos que deberán ir a parar su cuenta de ahorro en el desempeño de las tareas propias a esta cargo profesional. Más allá de otras consideraciones más específicas que serán objeto de otros análisis en artículos sobre esta figura profesional.
Funciones del administrador concursal
Este profesional es el que tiene que afrontar el proceso concursal por el que pueden atravesar las empresas. Como único interlocutor válido entre estas y las autoridades administrativas y que se encargará de supervisar y vigilar todo este proceso con especial celo en sus actuaciones. Con la posibilidad de poder declarar el concurso de acreedores en categoría de culpable. En cuyo caso los efectos sobre las compañías pueden ser muy relevantes por las actuaciones que se pueden acometer para resolver esta situación tan especial.
Por otra parte, el administrador concursal se responsabiliza también, en caso de declararse el concurso de acreedores, de que se cumplen todos los requisitos legales tal y como está dispuesto a través de la actual normativa. Mientras que por otro lado, es el encargado de elaborar todo el inventario de bienes por parte de la empresa afectada, al igual que sus derechos en la actividad que ejercita. Para que de esta forma, estén en perfectas condiciones de mantener las relaciones con los acreedores de una manera muy fluida.
Pero no son los únicos cometidos de los que se responsabiliza a través de sus actuaciones. Si no que por el contrario, también puede desarrollar otras tareas en su profesional y que no son menos importantes por su trascendencia. Entre las cuales destacan las que exponemos a continuación:
- Impulsar y desarrollar un inventario muy estricto, tanto de los activos como los pasivos por parte de la posición deudora en este proceso.
- Realizar un análisis muy pormenorizado sobre la contabilidad de la empresa objeto de este proceso, al igual que detectar el estado real de las finanzas de la misma.
- Aportar una memoria sobre todas las tareas que haya realizado en esta función. Es decir, con sus actuaciones y decisiones que haya tomado mientras haya ejercido este cargo.
- Confeccionar una lista, tan amplia como sea posible, sobre el número de acreedores y la cuantía que se les debe. Con una descripción muy detallada sobre las líneas de crédito que sean sus titulares.
- Elaborar, si diese lugar, a la confección de una serie de propuestas como previsión para impulsar un plan de liquidación por parte de la empresa objeto de estas actuaciones.
- Verificar la situación patrimonial de la empresa y elaborar un plan de trabajo sobre su posible continuidad.
- Y por último, toda clase de consideraciones sobre las decisiones que haya tomado la empresa hasta esos momentos. Con la finalidad de valorar sus actuaciones durante el ejercicio como administrador concursal.
Pero a pesar de alguna creencia más o menos generalizada en la sociedad su finalidad inmediata desde luego que no es la liquidación de la empresa en cuestión. Si no que por el contrario, su anhelo profesional consiste en salvar a la propia empresa y poner de manifiesto que todo se desarrolla correctamente. Algo que en la mayoría de estos casos casi siempre se incumple.
Objetivo: salvar a la empresa concursada
Tratará, en definitiva, de salvar a la empresa concursada aunque siempre en la medida de sus posibilidades reales. Pero con un matiz muy importante para su desempeño profesional y es que tratará de buscar una amplia satisfacción en los acreedores.
Con semejantes responsabilidades es bastante habitual que se le trate de facilitar el trabajo desde el primer momento en que se abre este proceso concursal. Hasta el punto de que los afectados han de verle, más que un enemigo como un aliado y por este motivo hay que darle todas las facilidades para desarrollar su trabajo. Más allá de otra serie de consideraciones en su cargo administrativo. Aunque para ellos deba de reunir un requisito que es muy especial: no tener relación con el concursado en los últimos tres años. No en vano, una de sus características es la independencia en sus actuaciones y escritos.
Como elemento innovador, hay que resaltar que el administrador concursal no tiene porqué ser este profesional. Si no que también pueden ejercer el cargo las personas jurídicas en alguno de los casos contemplados por la actual normativa. En donde se les exigirá el cumplimiento de toda la legislación vigente hasta ese momento. En cualquier caso, se trata de figura que se ocupa solo de forma temporal mientras dure el proceso concursal. Una vez terminado dejará inmediatamente sus funciones, aunque puede de nuevo ejercerlo en otra empresa que pase por esta situación económica en sus cuentas empresariales.