Los estilos de inversión se refiere a la manera que un inversor lleva a cabo sus operaciones, los cuales pueden variar según el criterio de cada inversor. Pero lo cierto es que podemos categorizar los estilos de inversión en tres grupos; sobre el tipo de gestión que aplicamos, el tamaño de las empresas y si forman parte del sector de crecimiento o de valor. Veamos entonces qué tipos de estilos de inversión podemos definir en un marco general y sus principales características.
Gestión activa o pasiva.
Los inversores que buscan una selección minuciosa de sus activos están más interesados en la gestión activa. Los fondos de gestión activa suelen contar con una plantilla a tiempo completo de analistas financieros y gestores de cartera que buscan constantemente obtener mayores rentabilidades para los inversores. Dado que los inversores deben pagar por la experiencia de este personal, los fondos de gestión activa suelen cobrar gastos más elevados que los fondos de gestión pasiva. Algunos inversores dudan de la capacidad de los gestores activos en su búsqueda de rentabilidades superiores. Esta postura se basa principalmente en estudios que demuestran que, a largo plazo, muchos fondos pasivos obtienen mejores rendimientos para sus inversores que fondos similares de gestión activa. Los fondos de gestión pasiva tienen una ventaja intrínseca: al no requerir analistas, los gastos del fondo suelen ser muy bajos.
Empresas de pequeña o gran capitalización.
Para poder categorizar el tamaño de una empresa debemos fijarnos en su capitalización de mercado. La capitalización de mercado es el número de acciones en circulación de una empresa multiplicado por el precio de la acción. Algunos inversores creen que las empresas de pequeña capitalización deberían poder ofrecer mejores rentabilidades porque tienen mayores oportunidades de crecimiento y son más ágiles. Sin embargo, el potencial de mayor rentabilidad de las empresas de pequeña capitalización conlleva un mayor riesgo. Entre otras cosas, las empresas más pequeñas cuentan con menos recursos y suelen tener líneas de negocio menos diversificadas. Los precios de las acciones pueden variar mucho más, provocando grandes ganancias o grandes pérdidas. Así pues, los inversores deben sentirse cómodos asumiendo este nivel adicional de riesgo si quieren aprovechar un potencial de mayor rentabilidad. Los inversores más reacios al riesgo pueden sentirse más cómodos en acciones de gran capitalización más fiables. Estas empresas existen desde hace tiempo y se han convertido en pesos pesados de sus sectores. Es posible que estas empresas no puedan crecer tan rápidamente, puesto que ya son muy grandes. Sin embargo, tampoco es probable que quiebren sin previo aviso. De las grandes capitalizaciones, los inversores pueden esperar rentabilidades ligeramente inferiores a los de las pequeñas, pero también con menos riesgo.
Inversión en acciones de crecimiento vs valor.
Para determinar a qué categoría pertenece una empresa, los analistas examinan una serie de parámetros financieros y utilizan su criterio para determinar qué etiqueta encaja mejor. El estilo de inversión basado en el crecimiento busca empresas con buenas rentabilidades de crecimiento de los beneficios, buena rentabilidad de los recursos propios, buenos márgenes de beneficios y baja rentabilidad de los dividendos. La idea es que si una empresa reúne todas estas características, suele ser innovadora en su sector y ganar mucho dinero. Por lo tanto, crece muy rápidamente y reinvierte la mayor parte o la totalidad de sus beneficios para seguir creciendo en el futuro. El estilo de inversión en valor se centra en comprar una empresa fuerte a buen precio. Así, los analistas buscan un ratio P/E bajo, un ratio P/S bajo y, por lo general, una mayor rentabilidad por dividendo. Los principales ratios del estilo de inversión en valor muestran cómo este estilo se preocupa mucho por el precio al que compran los inversores.