Las reglas básicas en la inversión

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La bolsa no en mundo ajeno a las reglas. Es más, estas tienen un valor muy importante si deseas operar en los mercados financieros con ciertas garantías de éxito. Y que incluso sus operaciones se rigen por una serie de certeros dichos que son muy útiles de aplicar en los movimientos que realizas regularmente. Ambas estrategias deberán constituirse en una fuente de aprendizaje de donde puedes rentabilizar tus ahorros.

Los inversores con mayor experiencia en los mercados financieros lo saben perfectamente, y por este motivo no dudan en aplicar estas estrategias a sus modelos de inversión. Se trata de las reglas más básicas en la inversión. Sirven fundamentalmente para la bolsa, pero también para otros productos o diseños financieros de gran difusión popular. Fondos cotizados, derivados, o futuros son algunos de ellos, aunque conllevando más riesgos en su contratación.

Para canalizar tus operaciones en renta variable, no tendrás más remedio que actuar bajo estas reglas. Claro está, si tu deseo que conseguir tus objetivos, que no serán otros que obtener la máxima rentabilidad a tus aportaciones monetarias. Ni más ni menos. Necesitarás tan solo un poco de interés para ser receptivo a estas pautas de actuación, y con el tiempo los resultados positivos no tardarán en llegar. Por supuesto, que no exentos de pequeños contratiempos.

Reglas sobre la permanencia de las inversiones

Uno de los temas más controvertidos es el que afecta a los plazos a los que van dirigidas las inversiones. Pueden ser a corto, medio o largo. Y hay un dicho muy popular que a largo plazo nunca se pierde dinero en la bolsa. Hasta cierto punto es cierto y avalado por las experiencias de muchos inversores con amplia experiencia en las operaciones en los mercados de renta variable, e incluso también en los alternativos y hasta de renta fija.

No obstante, la inversión a largo plazo es muy difícil de cumplir. Y no todos los inversores están dispuestos a acatar estos plazos tan densos. No es de extrañar que muchos que queden por el camino, y otros no puedan aprovecharse del rendimiento de estos movimientos. Es muy sugerente la idea de vender a tiempo, aunque sea a cambio de unas mínimas plusvalías, a cambio de renunciar a estos plazos de permanencia tan conservadores.

Normalmente es cierto que a estos plazos siempre se gana, a no ser que ocurren hechos sorprendentes, o sencillamente que quiebre la empresa cotizada. Como por otra parte ha sucedido con más de un valor de la bolsa española, y de los que seguramente te acordarás en estos momentos. La Seda de Barcelona, Terra, TPI o Picking Pack son algunos de los ejemplos de cómo se puede perder todo el dinero en la renta variable.

Pero si te decantas por valores más convencionales, seguramente que ganarás dinero. Aunque para ello tengas que tener inmovilizadas tus operaciones mucho tiempo, quizás excesivo para tus intereses. No en vano, estos plazos requieren de un período de permanencia entre 3 y 10 años, incluso mayor en los inversores más defensivos. ¿Estás dispuesto a aceptar estos plazos? Esta será la principal cuestión que tendrás que analizar a partir de estos momentos.

¿Hasta dónde apurar las ganancias?

El escenario en bolsa más deseado por todos los minoristas, también por tu parte, es estar en situación de ganancias. Es uno de los motivos para invertir los ahorros. Pero el proceso se complica enormemente cuando no tienes claro sobre que niveles debes vender tus acciones. En este sentido, es de gran utilidad un viejo refrán en bolsa que aluda a “que el último céntimo de euro se le lleve otro”. No en vano, puede beneficiarte su aplicación a las órdenes que tengas abiertas en los mercados de renta variable.

Bajo ningún aspecto debes guiarte por la avaricia, porque incluso al final puedes perderlo todo, tal y como le ha sucedido a algún que otro pequeño inversor, con poca experiencia en los mercados bursátiles. Desde este escenario siempre es mejor realizar unas ventas con ganancias, aunque estas sean mínimas, que se pase la ocasión y la bolsa se ponga a bajar, incluso de forma muy acusada. Esto es algo que conocen muy bien los ahorradores con muchas horas de vuelo en los mercados financieros.

No acudir a los rumores en bolsa

rumores

Otro tema de gran controversia es el que se refieren a los rumores en bolsa como estrategia para invertir los ahorros de toda la vida. En unos casos son ciertos, pero en la mayoría de las situaciones no se confirman. Es un riesgo muy grande que puede perjudicarte más de lo que piensas. Y hasta llevarte a situaciones poco recomendables para tus intereses.

En este caso, hay otra frase con cierta predilección entre los inversores con mayor experiencia que dice “se compra con el rumor y se vende con la noticia”. Esta frase está repleta de una gran verdad, aunque resulte muy complicado llevarla a la práctica. En pocas ocasiones se materializa con gran éxito. Normalmente siempre se llega tarde, y de comprar las acciones seguramente no sean rentables.

Y mucho menos entrar en los mercados cuando la noticia se ha confirmado definitivamente. No en vano, si lo haces puede ser una de las peores operaciones que hayas realizado en tu vida como pequeño o mediano inversor. No debe ser una estrategia muy adecuada para conformar una cartera de inversión, sea cual fuese el perfil que presentes como ahorrador. Hay otras fuentes de información mucho más fiables, no lo olvides, y que con toda seguridad podrás darte más de una alegría a partir de estos momentos.

Comprar acciones muy baratas

precio acciones

Hay otra creencia general sobre las bondades de los valores que cotizan por precios irrisorios, generalmente por debajo de la unidad de euro. Se piensa que subirán en no muchos meses, incluso semanas. Es otro grave error en el que no debes incurrió bajo ninguna circunstancia, sino deseas cometer una imprudencia de la que te arrepientes más pronto que tarde.

Estos valores tienen estos precios tan bajos por muchas razones, y una de ellas porque es su valor real. No por otros misteriosos motivos. Además, suelen ser compañías con graves problemas en sus cuentas empresariales, y que tienen un nivel de endeudamiento muy alto. En algunos casos completamente no asumible, y que las pueden llevar a su suspensión en los mercados de renta variable. Estas son las verdaderas por las que cotizan a estos precios.

Pero no significa que estén baratas, ni mucho menos. Siendo en cualquier caso una clase de valores muy peligrosos y con los que es muy difícil operar en los mercados. Ni aun tan siquiera en las operaciones a los plazos tan cortos. No debes caer en la tentación de abrir posiciones en esta clase de empresas tan poco solventes como para merecer tu confianza.

Hay meses más alcistas que otros

En este caso es una realidad contrastada por la historia de los mercados bursátiles, aunque sin identificar claramente que meses son. No en vano, en unos años son uno y en otros ejercicios otros meses diferentes. Varían en función de la realidad que marcan los mercados de renta variable. Así de sencillo, sin tener que buscar otras explicaciones más misteriosas.

Tradicionalmente los meses del último semestre del año son más alcistas que los del primer. Si acudes a las cotizaciones históricas podrás constatar que esto es realidad. Como consecuencia de esta situación, tus estrategias de inversión pueden pasar por abrir posiciones en la bolsa durante los últimos meses del año. Y de esta forma, aprovecharte del impulso alcista de los mercados financieros.

La estrategia que podría desarrollarse en este escenario será aprovechar los meses más alcistas para abrir posiciones en la renta variable. A través de varias operaciones durante el mismo año. En cualquier caso, hay otro dicho que puede ser francamente rentable para tus intereses como ahorrador que eres. Consiste en abandonar las posiciones en las cercanías de la llegada del segundo trimestre del año. Para posteriormente retomar las posiciones con la llegada de los últimos meses de cada ejercicio.

No invertir más dinero del necesario

aportaciones

Con respecto a los importes que deben dedicarse a la inversión no hay una regla fija, sino que dependerá del perfil que presentes como inversor. Y por supuesto del estado de tus cuentas personales. Pero en cualquier caso, no implicará asumir importes excesivos de los que pueden depender tus presupuestos domésticos, y hasta de algún que otro gasto no previsto en la contabilidad que lleves en tu hogar.

Basta con que dediques entre el 30% y 60% de tus ahorros para abrir posiciones en las operaciones financieras. Solamente lo deberás superar en casos muy puntuales, y siempre que estés cubierto por unos ingresos regulares y de gran cuantía. Mientras que si formalizas una operación especulativa, o de mayor riesgo, no habrá más remedio que reducir las aportaciones monetarias para esta clase de operaciones.

Uno de los mayores errores que puedes cometer es invertir el saldo total de tu cuenta corriente. Seguramente lo pagarás con más de un problema en tu situación personal. Y que incluso puede incidir en que tengas que realizar unas ventas parciales bajo unas condiciones menos favorables para tus intereses. Y por supuesto que sin verte obligado a demandar una vía de financiación que cubra posibles falta de liquidez en la cuenta corriente.

Si cumples todas, o al menos algunas de ellas, tendrás mucho camino ganado, para el menos mantener tus posiciones en la renta variable. Te ayudará a no salir mal parado en las inversiones realizadas, ni que te inclinen a formalizar unas pésimas ventas, ni total ni parcialmente. Seguro que saldrás mejor parado a partir de estos momentos.


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