El Servicio Estatal de Estadísticas de Rusia, el Rosstat, acaba de publicar las cifras de la producción industrial del país ruso durante el pasado mes de enero del 2015. A nivel general, la producción industrial total aumentó un 0,9% en comparación con enero del 2014. No es una gran subida, pero teniendo en cuenta la enorme presión que sufre el país en estos momentos son unos números cuanto menos positivos.
Lo cierto es que las cosas podrían haber sido mucho peor. Sin embargo, si pasamos del nivel general a un estadio más concreto se empiezan a detectar algunos problemas. De sector a sector, la fabricación total se redujo un 0,1%, mientras que la extracción de recursos naturales y la producción total de gas, agua y electricidad crecieron un 1,5% y un 1,2% respectivamente.
A pesar de la enorme caída del precio del petróleo, la economía de Rusia es aún más dependiente de la extracción de recursos de lo que era hace un año.
Tanto es así que ninguno de los incrementos en la producción de alimentos fueron suficientes para compensar el daño causado por las sanciones a Rusia. Debido al suministro limitado de Europa y la enorme caída del valor del rublo, los precios de los alimentos están creciendo a un ritmo de un 20%, algo que está prácticamente fuera de control.
Dentro de la producción industrial, la peor parte se la llevó el sector de la automoción. La producción de tractores se redujo en un 9,1%, los camiones en un 13,6%, los coches en un 25,7%, los autobuses en un 29,1% y los remolques de tractores en un 60%, todas ellas cifras con respecto a enero del 2014. Teniendo en cuenta lo mucho que se debilitó el rublo en el 2014, se esperaba que estas cifras no fueran tan negativas.
Lo que está claro es que, en estos momentos, la industria en Rusia está en un compás de espera. Por un lado, no se puede decir que la situación sea pesimista, pero tampoco se puede vender que la situación esté tomando el camino idóneo. Esto es lo que tiene que ver Europa para equilibrar su situación con respecto al país ruso.